Columna de Mauricio Cañas: La Guerra de los Mundos

Hoy, vemos como de forma continua en los medios tradicionales y digitales aparecen diversas figuras y referentes del mercado a nivel global advirtiendo que se viene una tormenta económica, un espiral inflacionario sin control y una caída de magnitud importante en el mercado financiero. A diferencia del relato del Sr. Welles, si todos quienes escuchan estas declaraciones creen con convicción en ellas, y posteriormente basan sus decisiones considerando este contexto, es probable que este escenario termine materializándose. Esto sería lo más parecido a una profecía autocumplida.



Corría el año 1938 y la radio se había ya consolidado como el medio de comunicación de masas en el mundo, alcanzando sobre un 80% de penetración en Estados Unidos. La economía americana ya había dejado atrás lo peor de la Gran Depresión de fines de los años 20 y comienzo de los 30 (15% de caída en el PIB en 3 años), sin embargo, una recaída inesperada en 1937 golpeaba la moral de los empobrecidos ciudadanos que veían cómo se alejaba la posibilidad de alcanzar el anhelado sueño americano. 30 de octubre de 1938, y un boletín noticioso interrumpe la transmisión dominical de una de las emisoras con mayor rating del país del norte. En esta, el locutor advierte a la audiencia de una extraña explosión en Marte, la caída de objetos no reconocibles en granjas de Nueva Jersey y una posterior invasión alienígena que amenaza la subsistencia de la raza humana. Pánico…. Y si bien, la emisora había anunciado ampliamente la transmisión de un especial de Halloween en el programa conducido por el entonces famoso actor/director Orson Welles, muchos auditores no sabían que el relato correspondía a la representación de la novela La Guerra de los Mundos de H.G Wells de 1898. Aún con la aclaración posterior en prensa, el mito de la invasión alienígena quedó en la retina de la sociedad americana.

Hoy, vemos como de forma continua en los medios tradicionales y digitales aparecen diversas figuras y referentes del mercado a nivel global advirtiendo que se viene una tormenta económica, un espiral inflacionario sin control y una caída de magnitud importante en el mercado financiero. A diferencia del relato del Sr. Welles, si todos quienes escuchan estas declaraciones creen con convicción en ellas, y posteriormente basan sus decisiones considerando este contexto, es probable que este escenario termine materializándose. Esto sería lo más parecido a una profecía autocumplida.

Es innegable que las condiciones financieras se han deteriorado con fuerza en la primera mitad del año. La bolsa americana registra una caída de -17% en su índice principal y de -27% en el índice tecnológico, las tasas de interés de largo plazo se han duplicado pasando de 1.50% a 3.15% y las perspectivas de alzas de tasa por parte de la Fed para diciembre de 2022 la ubicarían en 3.25% vs el 0.75% que anticipaba el mercado para esa misma fecha a principios del año. Esta lectura parcial nos habla de un escenario muy negativo que ya descuenta la eventualidad de una recesión como casi cierta. Sin embargo, la película no parte en diciembre de 2021. No olvidemos que el rally de los activos financieros globales, y en particular en Estados Unidos se extendió por muchos años, ignoró las consecuencias persistentes del Covid y se desalineó profundamente de sus fundamentos. En este sentido, la corrección del mercado también responde a una ley universal que muchas veces olvidamos, y que un sabio veterano de Wall Street (Bob Farrell) nos recuerda de vez en cuando: el mercado revierte a su media (o tendencia) en el tiempo.

¿Qué esperar para los próximos meses? En línea con las columnas anteriores, las señales para un posicionamiento que favorezca la mayor toma de riesgo, al menos en acciones del mundo desarrollado, sigue siendo por ahora prematuras, mientras que los países emergentes que mantengan un componente relevante de producción de commodities mantendrán una amplia ventaja relativa para enfrentar un escenario de estanflación. En la novela del Sr Wells, los alienígenas (inflación hoy) finalmente pierden la batalla, pero no por la acción directa de defensa de la raza humana (Reserva Federal). Inesperadamente, un patógeno inofensivo para los hombres (normalización de la cadena de producción), termina solucionando el problema que amenazó con destruir la historia de la humanidad.

* El autor es director de Estrategia de BTG Pactual Wealth Management.