La columna de Michele Labbé: “ ‘A favor’ de un mejor futuro para Chile”
"La decisión que debemos tomar el 17 de diciembre es si queremos la Constitución propuesta, o la que va a forzar el Partido Comunista y el Frente Amplio tarde o temprano".
Leí el proyecto de nuevo constitución… y llevo reflexionando desde hace muchas semanas, por ello quiero explicarles todas las razones por las que voto “a favor”.
La propuesta de Constitución entregada por los Consejeros al Presidente no es perfecta, la actual Constitución tampoco, pero es una buena Constitución, que protege a los ciudadanos del Estado, equilibra y entrega los contrapesos necesarios entre los poderes del Estado, protege los derechos de propiedad y cuida las fundamentos económicos, entre otros muchos. Razón más que suficiente para votar “a favor”, pero no me quedaré ahí, vamos con los contraargumentos.
El principal argumento para votar en contra, el argumento esgrimido por el Presidente de la República, es que esta no es una constitución de consenso.
Déjenme preguntarles ¿cuánto cuesta fijar la fecha del paseo de curso de un colegio, la cuota de una fiesta, la fecha de una junta de amigos?…, ¿se logran por consenso? Casi nunca. Y en estos casos, hablamos de menos de 50 personas de características y presente compartido, que no logran llegar a un acuerdo total. Siempre queda alguien afuera. Imagínense tratar de llegar a un consenso entre más de 18 millones de personas… simplemente imposible.
Por eso existen las democracias, y por eso en las democracias no gana el que obtiene todos los votos, sino el que obtiene la mayoría de ellos. El que no exista consenso total, no es más que la verificación de que los imposibles no existen, y por lo tanto, no constituye una justificación para rechazar una Constitución.
La realidad es que, aun cuando creamos que el 17 de diciembre votar “en contra” implicaría votar por quedarnos con la Constitución actual, esa es una falacia.
Hoy la decisión no consiste en la Constitución actual o la propuesta, porque la Carta actual está muerta. La única razón por la que los partidos de gobierno van a votar por el rechazo de la nueva, no es que les guste más la constitución del 80, sino que los quórums para cambiarla son menores que los de la constitución propuesta, y por tanto, de no funcionar las presiones del Partido Comunista y Frente Amplio para conseguir una nueva Asamblea Constituyente, podrán cambiarla a través del Congreso, y cualquier cosa que salga de la presión del Partido Comunista y Frente Amplio, será peor que la actual propuesta.
Por tanto, la decisión que debemos tomar el 17 de diciembre es si queremos la Constitución propuesta, o la que va a forzar el Partido Comunista y el Frente Amplio tarde o temprano.
Hay quienes indican que esto va a pasar gane o no gane el “a favor”, pues al igual que la actual Constitución, se le impugnará a la propuesta un pecado de origen basado en la conformación del Consejo. Sin embargo, quienes indican esto, olvidan que la conformación del Consejo fue elegida democráticamente, que de ganar el “a favor” esta constitución será ratificada democráticamente a través de un plebiscito, y que en dicho caso, será firmada por el Presidente Boric. Todas diferencias con la Carta actual, que harán muy difícil que cualquier partido político, desde el socialismo democrático al centro puedan y quieran impugnar el origen de la Constitución, y por lo tanto, apoyen una nueva constituyente.
Esto significará que cualquier cambio constitucional deberá pasar al Congreso, y eso le entregará al país una tregua suficiente para bajar los niveles de incertidumbre en las reglas del juego, que permitirán que nos podamos volver a concentrar en el crecimiento económico, la generación de empleo para los chilenos y disminuir/erradicar la pobreza de nuestra población.
Cada día que Chile no crece, los chilenos somos más pobres, y son más familias las que caen en situación de pobreza. No podemos permitir que esto siga sucediendo.
Porque quiero un mejor futuro para Chile, yo voto “a favor”.
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