La Convención en su laberinto
Desde la mesa de la Convención se han pintado la cara de guerra y han sido duros con las ideas de extender el plazo u otras posibles puertas de salida. Leen correctamente que, si hay un acuerdo político para una tercera vía, se libera el factor moral para votar Rechazo, y por tanto el trabajo de un año terminará en la basura.
En el inicio del último mes de aprobación de iniciativas constitucionales, dos encuestas (Pulso Ciudadano y La Cosa Nostra) dan una ventaja sostenible, más allá de los errores estadísticos a la opción de rechazar. Antes que entren al tallado fino la comisión de Armonización, y en especial la comisión de Normas Transitorias, el último tramo se ha convertido en un laberinto. Desde la mesa de la Convención se han pintado la cara de guerra y han sido duros con las ideas de extender el plazo u otras posibles puertas de salida. Leen correctamente que, si hay un acuerdo político para una tercera vía, se libera el factor moral para votar Rechazo, y por tanto el trabajo de un año terminará en la basura. La nueva Constitución será entonces un acuerdo entre los mismos de siempre, dicen en los pasillos varios constituyentes.
Para echarle más pelo a la sopa, el Contralor ordenó neutralidad al gobierno, un asunto que no estaba en el guión de La Moneda, pese a la aguda pregunta de una periodista de este medio que incomodó al Presidente. En la que será probablemente la última vez que pueda referirse al tema, Boric insiste con la tesis que la Constitución antigua viene “de cuatro generales” y, por tanto, carece de legitimidad, lo que, a esta altura, es el único argumento poderoso a favor del Apruebo.
Para el Rechazo, en cambio, hay cada vez más rostros, y sin duda un bombardeo de información descalificadora, como hace ver Carlos Ruiz en una entrevista a la radio Universidad de Chile. En redes sociales son demasiado evidentes las campañas pagadas. Los grupos que operan como verdaderos caballos de Troya, como el ya famoso Amarillos x Chile tienen mucha más visibilidad positiva que los defensores del nuevo proyecto constitucional. Hay, además, cuatro puntos complejos de explicar para: la plurinacionalidad, el establecimiento del aborto a nivel constitucional, el mayor rol del Estado en la actividad económica, y la sobrepoblación de políticos y movimientos en las elecciones regionales. Si los partidarios del Apruebo no logran un relato convincente para las personas que nunca han votado, y para los escépticos, el asunto puede ponerse cuesta arriba, pese a la cantidad de derechos sociales que se les entregan a las personas en el nuevo texto constitucional.
Por más que el Presidente en la entrevista mencionada habló de un diluvio legislativo, y sabiamente lo separó de la aprobación de la nueva Constitución, el devenir del gobierno va a estar marcado por el plebiscito de salida. Si no logra repuntar en las encuestas, pone también en riesgo la aprobación constitucional, y viceversa una derrota allí coloca en una encrucijada a la administración actual, que no puede ya negociar una tercera vía, bajo riesgo que lo acusen desde la Convención.
En ese esquema, el mes de mayo puede ser la última oportunidad de la Convención de ganarse el corazón del pueblo. No es sencillo por la multiplicidad de intereses que hay en dicho organismo, y el creciente deseo de sobresalir de varios, que logran con sus proclamas galvanizar a la opinión pública y dar argumentos a los partidarios del Rechazo, como lo hizo en algún momento aquella constituyente que dio cátedra sobre cómo iban a ir a nacionalizar a las mineras. El relato debe ser una Constitución que una, y por tanto, con amplios acuerdos dentro del organismo, incluyendo a grupos de derecha que tengan disposición a sumarse a un acuerdo.
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