La crisis educacional actual: una urgencia para el desarrollo sustentable
Por Francisco Gallego, Instituto para el Desarrollo Sustentable e Instituto de Economía, UC
Lentamente en nuestro país se ha ido tomando conciencia de que estamos en un momento muy delicado para nuestros sistemas educativos ante episodios de violencia y problemas de salud mental. Independiente de cómo evolucione la pandemia, niñas, niños y adolescentes pasaron un tiempo prolongado en que el proceso educativo se interrumpió de modo sustantivo. La evidencia sugiere que esto generó daños en logros educativos, socialización, desarrollo afectivo, salud mental y física y otras dimensiones. El tema vuelve a tomar relevancia con las situaciones de salud que afectan a muchas comunidades educativas en la actualidad y con el alargamiento de las vacaciones de invierno recientemente anunciado.
Más aún, esta grave crisis tiene otro sentido de urgencia: sus efectos en el desarrollo sustentable. Pensemos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por la ONU: buscan avanzar a una sociedad más justa dentro de los límites ecológicos. Uno de los objetivos es justamente “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todas y todos”. La crisis educacional actual afecta de modo obvio esta dimensión.
Pero la urgencia va más allá. Hay evidencia que señala que la educación es un elemento central también para potenciar los ODS relacionados con el medio ambiente: países que cuentan con mayores y mejores niveles de educación están mejor preparados para encontrar soluciones a los grandes desafíos ambientales que enfrentamos. Esto se reconoce en múltiples iniciativas en la práctica. Por ejemplo, Vanessa Nakate, una activista ambiental de Uganda de 25 años, ha destacado cómo la educación de las niñas ha sido clave en descubrir soluciones e innovaciones relacionadas con el cuidado de la naturaleza.
Es decir, la educación parece ser clave para alcanzar el desarrollo sostenible, tanto en cuanto las personas pueden acceder a educación de calidad, pueden escapar del ciclo de la pobreza, conseguir mejores empleos y por consiguiente a reducir las desigualdades, como en cuanto se relaciona e interactúa con desafíos ambientales y socio-ambientales más amplios.
Por eso tenemos que avanzar en soluciones. Desde el Instituto para el Desarrollo Sustentable de la UC organizamos un “Diálogo para la Sustentabilidad” sobre este tema en que reunimos a personas del mundo académico con personas que están en los territorios y escuelas enfrentando los desafíos educativos. En ese espacio de diálogo -disponible en Youtube- pudimos conocer las dificultades psicoemocionales de los escolares al retornar a la presencialidad y posibles soluciones; también el testimonio de una docente de educación básica que usa el arte como medio de transformación social en La Legua, y una profesora de matemáticas que innova con metodologías de aprendizaje en sus clases.
Lo interesante es que junto con las urgencias, también aparecen modos creativos y multidimensionales basados en evidencia y experiencias exitosas, pero que requieren implementarse pronto a escala nacional y recibir apoyo decidido de las políticas públicas en múltiples dimensiones. Para que en conjunto diseñemos un nuevo cohabitar y convivencia social. Y el momento es ahora.