La Democracia Cristiana y su política de alianzas
SEÑOR DIRECTOR:
Desde hace años, la Democracia Cristiana viene experimentado una ostensible baja electoral, habiendo obtenido un 4,64% en las últimas elecciones de concejales, contando en la actualidad con cinco diputados y tres senadores.
Así entonces, para su supervivencia requiere sacar en la próxima elección de diputados un 5% de los sufragios emitidos o elegir 4 parlamentarios.
En este contexto, la existencia de la Democracia Cristiana pasa por establecer una estrategia que le permita volver a reencantar a la ciudadanía con propuestas y candidatos, y conformar un diseño adecuado para maximizar su rendimiento electoral. Estos objetivos no se consiguen a través de emplazamientos por la prensa a partidos aliados. Al contrario, aquello la aísla.
De esta forma, lo relevante es pensar en Chile. Y para ello, lo principal es trabajar con las demás fuerzas progresistas, sin exclusiones, en un programa político común. A partir de ahí se deben definir las políticas de alianzas y pactos electorales, quedando estos supeditados a los acuerdos y desacuerdos programáticos.
Invertir este orden constituye una estrategia equivocada. Pensar que primero está la distribución del poder y luego las ideas y proyectos, es seguir errando el rumbo, agudizando aún más la crisis de credibilidad y confianza por la que atraviesa la Democracia Cristiana.
Nicolás Mena, Rául Donckaster, Alexandra Núñez, Carlos Eduardo Mena, Carmen María del Picó, Ernesto Moreno, Alejandra Miranda y Jacqueline Saintard
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