La feminización del envejecimiento
La pandemia también ha contribuído a evidenciar la vulnerabilidad de las generaciones mayores, particularmente de las mujeres. Esto resulta especialmente relevante, si consideramos que en Chile el 55,7% de la población con 60 años o más, corresponde a mujeres, y que la tasa de ocupación posterior a la edad legal de jubilación es de 22,3 % (36,9% los hombres,Casen 2017).
Chile envejece rápidamente - al igual que el resto del mundo - y esto determina que se vuelva necesario e impostergable prepararse y abordar este desafío colectivamente, transformando la economía y adaptando nuestro sistema de pensiones, responsablemente.
Se estima que en 2050 un 32,9% de la población chilena será mayor de 60 años. Lo que supone una carga adicional para la sociedad y que implica una mayor presión para dar respuesta a la creciente demanda de pensiones, servicios de salud y cuidados a personas dependientes.
Por su parte, la pandemia también ha contribuído a evidenciar la vulnerabilidad de las generaciones mayores, particularmente de las mujeres. Esto resulta especialmente relevante, si consideramos que en Chile el 55,7% de la población con 60 años o más, corresponde a mujeres, y que la tasa de ocupación posterior a la edad legal de jubilación es de 22,3 % (36,9% los hombres,Casen 2017).
Esto, sumado a la importante brecha que existe entre hombres y mujeres al tiempo de pensionarse y al hecho que las mujeres viven, en promedio, cinco años más que los hombres, ha llevado a la feminización del envejecimiento. Proceso que pone a las mujeres como uno de los ejes centrales en la reforma previsional que se discute en el Congreso.
Como contrapartida a esta realidad acelerada, a nivel global, la mayor parte de los empleos formales generados por la llamada economía plateada (centrada en la atención, cuidados y prestaciones para las personas mayores) son femeninos. Esto significa que, tanto desde el punto de vista empresarial, como desde las políticas públicas que buscan una reactivación económica con enfoque de género y la extención de la vida laboral, es posible convertir el envejecimiento demográfico en una oportunidad de desarrollo económico y creación de nuevos negocios centrados en adultos mayores que permanecerán más tiempo trabajando, capacitándose y consumiendo.
Por lo tanto, la discusión de politica pública debiera considerar, además de los retos específicos vinculados al proceso de envejecimiento, inciativas que incentiven y faciliten la participación laboral femenina en esta ventana de futuro.
Si bien es en la vejéz donde las mujeres perciben con más fuerza los obstáculos sorteados a lo largo de su desarrollo profesional, es posible que, al mismo tiempo, con iniciativas adecuadas, esta etapa de la vida pueda convertirse en una fuente de oportunidades laborales surgidas en base a la mejora en la calidad de vida de las personas mayores.
-La autora es investigadora de CLAPES UC y profesora de la Facultad de Economía y Administración UC
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