La frenteamplización de Matthei
Los errores que han marcado el reciente desempeño de Evelyn Matthei son gravísimos, pues no se trata de simples equivocaciones, sino que denotan defectos que echan por tierra los fundamentos de su -hasta ahora- exitosa opción: ser una especie de antítesis del Frente Amplio (FA) en general y de Gabriel Boric en particular, respecto a sus competencias de gestión, experiencia y trabajo en equipo, que insinuó la candidata.
Pero, la improvisación y la falta de espesor ya no son “patrimonio” exclusivo de quienes están en la vereda oficialista, sino parte de la principal alternativa para reemplazarlos. En suma, de todo el “sistema”.
Improvisación, fundamentalmente porque el camino a una primaria significativa para Matthei surgiera como una figura invencible -capaz de ganar en primera vuelta, según los soñadores más febriles del sector-, se fue estrechando, primero por el portazo de la extrema derecha; y, segundo, por una proclamación rápida que cerró el paso a nuevos incumbentes.
Se sabe desde 2024 que José Antonio Kast y Johannes Kaiser no tenían intenciones de participar en una primaria en la cual resultase la proclamación de Matthei, y que lo único que podía arrastrarlos a ese escenario sería eventuales costos de representatividad parlamentaria, los cuales nunca se hicieron sentir, al menos en público. Tampoco la derecha tradicional pudo enarbolar una primaria digna y participativa, ante el temor de que ésta se transforme en un circo pobre que termine perjudicando a la propia candidata, por lo que esa puerta parece estar cerrada.
Escenarios previsibles y evitables mediante la planificación y la acción metódica para conseguir objetivos claros. Es decir, a través de abrir el cofre de la experiencia, como antídoto y báculo contra la improvisación.
Desde que existen las primarias legales (2012) no ha habido Presidente que no haya pasado exitosamente por ellas. Michelle Bachelet en 2013; Sebastián Piñera en 2017 y Gabriel Boric en 2021. La contracara en esta materia es la improvisación, dado el despelote de la Nueva Mayoría que fue dividida con Alejandro Guillier y Carolina Goic en primera vuelta y por la renuncia de Ricardo Lagos a participar por el PPD ante la derrota de su candidatura en el PS, y el calvario de la primaria fuera del SERVEL de Yasna Provoste y Paula Narváez, que dejó a los partidos tradicionales de centroizquierda sumidos en una crisis.
Por otro lado, está la increíble falta de espesor que ha mostrado Matthei al calificar como “inevitables” los crímenes de la dictadura, echando por tierra la acción laboriosa, metódica y reflexionada con que Sebastián Piñera sacudió a su sector de las esquirlas de su pasado dictatorial.
Más allá de la discusión acerca del momento histórico y la inadmisibilidad a todo evento de los crímenes de lesa humanidad, la opción de Matthei se ha levantado gracias a la distancia que su propio padre tomó de Augusto Pinochet, quien reconoció el triunfo del No, cuando empezaba a salir el olor a autogolpe esa noche del 5 de octubre de 1988. Ahora, padre e hija serán escrutadas en cada paso que dieron en dictadura, donde el general Fernando Matthei no solo fue parte, como comandante en jefe de la FACH, sino que también como ministro de Salud, en los años en que todavía imperaba la DINA.
Todos estos eventos recuerdan las infortunadas fotos de Boric con una polera estampada con la cabeza de Jaime Guzmán perforada por las balas, a quien se criticó en su momento por su frivolidad, su falta de espesor y su falta de compromiso democrático. En ese entonces (2019), Gabriel Boric tenía 32 años, Evelyn Matthei tiene 71, hoy.
Por Cristóbal Osorio, profesor de Derecho Constitucional, U. de Chile.
Lo último
Lo más leído
5.
6.
¿Vas a seguir leyendo a medias?
Todo el contenido, sin restriccionesNUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mes SUSCRÍBETE