La historia no se escribe por ley
SEÑOR DIRECTOR:
Esta semana, la Comisión de Constitución del Senado continúa tramitando un proyecto de ley sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. La intención parece loable, pero el articulado presenta varios problemas; y uno en particular es que en el primer artículo se “reconoce que culturalmente la violencia de género contra las mujeres es producto de las relaciones de poder históricamente desiguales entre ambos sexos, emanadas de la asignación de roles diferenciados y jerarquizados entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida”.
El objetivo inmediato de una ley es mandar, prohibir o permitir conductas, y no hacer diagnósticos que pretendan dejar establecida a nivel legal una verdad histórica determinada. Esas disquisiciones bien se podrían incluir en la fundamentación del proyecto (es lógico que un proyecto de ley nazca de un diagnóstico), en los discursos de los parlamentarios (que quedan en la historia de la ley), o en puntos de prensa y entrevistas; pero no en el articulado del proyecto. Esta práctica está resultando frecuente en diversos proyectos de ley con tintes de manifiesto.
Rosario Corvalán Azpiazu
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