La izquierda joven ABC1



Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador

Tiene a muchos preocupados, y a otros muy entusiastas, que el candidato del FA y el PC maraville a jóvenes de sectores acomodados. Pero veamos, ¿qué de extraño tiene esta inquietud?

Exageran quienes alegan que esto se debe a cierta vocación parricida. Los hijos nunca dejan de ser hijos de sus padres. En Chile los envían a pésimos colegios aunque pagados, y se paga de nuevo para que vayan a una universidad no tanto mejor donde vuelven a enseñarles a avergonzarse de sí mismos. Clave aquí lo que dice J-P Sartre sobre la vergüenza en su prólogo al libro Los condenados de la tierra de F. Fanon: se trata de un recurso revolucionario, alecciona. No olvidemos tampoco lo dicho por F. Furet: las burguesías suelen odiarse a sí mismas (El pasado de una ilusión: Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX). Vieja historia pedagógica, por lo demás. A Fidel Castro y sandinistas los formaron los jesuitas, también a Frei Montalva y la Falange.

Así y todo, hay quienes afirman que esta nueva generación va lograr hacer una notoria diferencia: tendría un “mayor capital cultural” y “personas con educación superior”. Bruce Ackerman, invitado por el CEP, atreviéndose a especular incluso que dicha ventaja podría, en la actual coyuntura constituyente, permitirnos convertirnos nada menos que en Escandinavia, lo que hasta ahora no estaría comprobándose.

Mejor no nos calentemos la mente. Por mucho que encuestadores, sociólogos y periodistas (a la zaga) fomenten la imagen que los jóvenes son preparados y autónomos en sus preferencias -curiosamente consumistas, en este caso, consumo electoral-, el panorama resulta más prosaico. Nuestros jóvenes no dejan de estar bajo la sombra, cuando no tutela, de viejos detrás (el paternalismo autoritario goza de buena salud). Con el tiempo seguramente vamos a saber cuánto incidió la generación anterior de la Concertación en engendrar al FA y sus vertientes (en la UCh a los Autónomos, y en la UC, al Techo para Chile y a RD), fuera de la alta posibilidad de que el PC, rancio partido, los haya además infiltrado. Al menos tengámoslo en mente.

Y no vaya a pensarse que esto era imprevisible. Hablamos de padres o abuelos suficientemente interiorizados del fenómeno de la jeunesse dorée, izquierda caviar o red set. Por eso habría que insistir, más bien, en la responsabilidad que le cabe a la Concertación, y también a la inevitable tontera de derecha. En cuanto a esta última, vale recordar la anécdota del estudiante de sociología que entró al MIR y espantó a su familia, pudiendo ésta tranquilizarse solo cuando les pareció que su niño “entró en vereda” y se afilió al MAPU. Finalmente, lo del tramo ABC1 es engañoso. Jóvenes AB puede que ni “vivan” en Chile: sus gustos son globales aun cuando ignoren qué ha sido de Cuba, Argentina, Venezuela, Bolivia y Nicaragua.