La madre de todas las batallas

Temáticas de voto, elecciones, votación, Servel


Por Carlos Ominami, economista

Las tensiones continuaron acumulándose  peligrosamente. La pandemia no dejó atrás ninguna de las razones del estallido del 18 de octubre. Por el contrario, las agravó y dejó aún más en evidencia. En estos meses se derrumbó el mito del país de amplias clases medias emergentes para las cuales la pobreza era un mal recuerdo del pasado. La indigencia, la precariedad e incluso el hambre irrumpieron de la noche a la mañana como parte del país real pero invisibilizado.

El retiro del 10% de los fondos previsionales aportará un alivio. Pero no nos engañemos: será pasajero, porque no se puede esperar demasiado de un ingreso temporal que en promedio apenas superará el millón de pesos.

Solo la pandemia y el confinamiento detuvieron la movilización social. Con el desconfinamiento que se anuncia habrán razones de sobra para que vuelva. El 18/O bastó con un alza de $30 en el ticket de Metro para desatar una tremenda movilización. La tasa de desempleo en ese momento no superaba el 7%. Con una tasa por sobre el 20%, la pradera estará ahora aún más propensa a incendiarse.

Hay que evitar que esto ocurra. Existe la vía para ello: el plebiscito del 25 de octubre. Es el mejor mecanismo para canalizar pacíficamente las tensiones. Es la oportunidad para que Chile se ponga de pie y se reencuentre con sus mejores tradiciones cívicas. Nos haría muy bien como país, después de todo lo que hemos vivido, hacer del plebiscito una gran cruzada republicana en donde, más allá de las opciones en competencia, afirmemos nuestra confianza en un futuro compartido.

Es crucial conseguir una alta participación para que su resultado tenga la legitimidad necesaria. Para ello es indispensable una organización impecable que garantice la seguridad sanitaria. Aprovechando las experiencias útiles de otros países, se deben adoptar todos los resguardos. Cualquier inadvertencia o desprolijidad puede tener efectos muy negativos. No hay espacio para la improvisación o la mezquindad en el uso de los recursos.

Pero, no basta una buena organización el día de la consulta. Es fundamental informar a la población que existen todas las garantías para un plebiscito seguro y hacer conciencia que su participación es imprescindible para fortalecer nuestra democracia. Aunque el voto sea voluntario debiera presentarse como un deber.

Faltan poco más de 90 días. La pandemia lo inundó todo. El plebiscito desapareció del radar.

Hay que recuperar el atraso. Se deben aprobar muy rápido las modificaciones constitucionales y legales que correspondan. Más allá de la franja electoral prevista en la ley, el gobierno debe convenir con los medios de comunicación y especialmente los canales de TV la realización de campañas de interés público que apunten a este objetivo. No es exagerado afirmar que el futuro de nuestra democracia pasa por el plebiscito y que éste  constituye…la madre de todas la batallas.

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