
La primaria en la otra esquina

Es una certeza que habrá primarias de los partidos oficialistas y que no ocurrirá lo mismo en Chile Vamos. Con ello comienza en serio el ciclo electoral, y los vaivenes empiezan a convertirse en tendencias definitivas. Probablemente haya otra primaria del Partido pyme del candidato Franco Parisi, para aprovechar las bondades de la ley electoral que incluye financiamiento público y presencia gratuita en televisión en horario prime.
También es una certeza estadística que como se dieron las cosas las probabilidades del oficialismo de ganar la elección son similares a las que tiene la selección chilena de alcanzar el repechaje para el mundial de fútbol adulto, pero no son iguales a cero. Hay una serie de eventos que debieran ocurrir con el objeto de mejorar su competitividad.
Dentro de la izquierda se cree que, si la primaria es muy masiva, atrae suficiente atención para poder competirle en el espacio de la retina pública a las candidaturas de derecha que marcan mucho más en las encuestas. Hasta ahora la primaria más masiva ha sido la de 2013, ganada por Bachelet. En esa ocasión la participación fue más de 2,1 millones de personas. La particularidad que el voto era voluntario, por lo que ese número era un porcentaje relevante del total que participaba normalmente en los procesos. Con el voto obligatorio tiene una menor significancia, pero establece un piso. Un número interesante sería una participación de 3 millones, que representa un poco más de un 30% de los votos válidos de la pasada elección de alcaldes y así tener un publico cautivo para ganar el ticket al repechaje.
Por otro lado, tiene que haber competencia real y no un acuerdo de buenas maneras para así aparecer en televisión. Eso lleva a un tono diferenciador y decirse las cosas tal como son en los espacios de los debates. La diferenciación permitió a Boric ganar su primaria y convertirse en competitivo. Sichel ganó la suya, pero no se veía muy distinto al resto y Kast hizo de las suyas corriendo por afuera. El principal punto es la cercanía o no del gobierno y cuáles son los puntos en materia de futuro, o sea seguridad ciudadana, crecimiento económico y reformas políticas. Para La Moneda será un duro momento ver en televisión como personas que eran cercanas criticarán la gestión del Presidente, pero así son las elecciones. Una competencia pactada la hace aburrida y dependiente del acarreo de cada partido.
También el elenco participante es de suma importancia. El PS decidió hacer valer su peso y no comprar el contrato de adhesión que le ofrecían del PPD. Pero con esa misma lógica para que sea atractiva deben ver qué hacer con Marco Enríquez – Ominami, que ha dicho en todos los colores que está dispuesto a entrar en la contienda y la volvería mucho más atractiva. Los malos ratos por su estilo deslenguado son costos mucho menores a la utilidad de tenerlo, pues atrae suficiente curiosidad que podría prender aún más el evento electoral. La participación de los liberales y regionalistas verdes es también un aporte y debieran pronto juntar las firmas.
Finalmente, debe tener resultado impredecible, y eso ya está garantizado. La tesis que la presencia de Vodanovic en la papeleta debilita a Tohá porque divide el voto del llamado “socialismo democrático” y con ello se favorece a Jara o Winter es suponer que los partidos hoy tienen demasiado poder de convocatoria.
Por Carlos Correa Bau, Ingeniero Civil Industrial, MBA.
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