La princesa del mal
Corea del Norte 1, Estados Unidos 0.
Kim Yo-Jong, hermana del mariscal Kim Jong-un, ha sido la artífice de la magistral jugada de relaciones públicas que acaba de hacer Norcorea en las Olimpiadas de Invierno de Pyeongchang, en Corea del Sur.
Con su imagen de villana de las películas de 007, incitó todas las fantasías machistas del periodismo mundial y dejó por los suelos al vicepresidente norteamericano, Mike Pence, y su discurso belicista.
Pence se negó públicamente a saludarla y plantó al presidente surcoreano Moon Jae-in en la cena que daba a los jefes de delegaciones para hacer notar su molestia por la presencia de Yo-jong. Tampoco se levantó cuando el equipo unificado de hockey femenino de las dos Coreas entró a la inauguración.
Ante estas actitudes, Yo-jong supo de inmediato que Pence le había regalado el partido.
Así, Kim Yo-Jong dio vuelta el destino y superó con creces a Annabel Chung y a Pussy Galore, enviadas malignas de el Dr. No y de Auric Goldfinger, que no pudieron vencer a James Bond. Venían del frío dispuestas a aniquilarlo y terminaron sofocadas o envenenadas después que él las sedujera y fueran despojadas de todos sus secretos militares.
En este caso, fue al revés.
Los surcoreanos cayeron rendidos ante esta princesa que hablaba su idioma y que los encandiló con una sonrisa irresistible. La televisión local describió su ropa en detalle, su peinado, sus pómulos, sus pecas, su manera de caminar. La bautizó como la Ivanka de Corea del Norte, comparando la influencia que ejercen ambas con sus respectivos parientes.
El viaje fue planificado por ella misma, como vicedirectora del Departamento de Agitación y Propaganda del Partido de los Trabajadores de Corea, cuyo trabajo últimamente consiste en pulir la siniestra imagen de su hermano y asimilarla a aquella heroica y paternal que tiene su abuelo Kim Il-sung, fundador de la nación, tanto en el Norte como en el Sur.
De Yo- Jong se sabe apenas que tiene 30 años y que, al igual que su hermano, estudió en Suiza en el exclusivo colegio Liebefeld-Steinhölzli con el alias Pak Mi-hiang. Luego siguió la carrera de Informática en la Universidad Militar Kim Il-sung. Sus apariciones públicas comenzaron en 2012 organizando las giras de Jong-un y recién en 2014 emergió como parte del Comité Central del partido único gobernante.
Su padre, Kim Jong-il, detectó tempranamente su capacidad e inteligencia. En 2001, el embajador ruso en Corea del Norte le preguntó cuál de sus hijos sería su sucesor. Jong- il dijo que sus hijos hombres eran unos "tontos ociosos" y que pensaba más bien que solo una de sus hijas tenía el intelecto y la personalidad para sucederlo. Como los hombres tienen prevalencia para llegar a ser los líderes supremos de Corea del Norte, y deben ser de la dinastía Kim, Yo- jong ha podido sortear el fuego amigo en las sombras del poder, y ahora, aparentemente, se le estaría preparando para cualquier desgracia que le ocurra a su hermano.
¿Cambiarán las relaciones entre las Coreas y Estados Unidos después de esta visita?
Posiblemente no en el largo plazo, pero Kim Yo-jong consiguió algo importante con la connivencia del presidente Moon: detener un ataque unilateral quirúrgico de Estados Unidos que parecía inminente después de las Olimpiadas. Los halcones del gobierno de Trump estaban ganando la pelea interna y, por este motivo, norcoreanos y surcoreanos necesitaban urgentemente dar los mensajes que los primeros son humanos y que ambos pueblos se consideran hermanos. Después de la visita de Jo-jong, una agresión se ha hecho impresentable para buena parte del mundo, al menos por un tiempo.
Park Keon-ho, un estudiante de informática de Seúl, de 24 años, lo confirma a un diario local: "Sigo creyendo que Kim Jong-un es realmente un villano. Pero amo a los norcoreanos. Creo que los coreanos formamos una sola familia".
Estados Unidos ha dicho que mandará a Ivanka Trump a la clausura de los Juegos intentando enmendar los errores de Pence.
No sería raro que Kim Yo-jong vuelva entonces por Pyeongchang. Veremos si Ivanka Trump logra al menos un empate.
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