La propuesta de Garzón

Chile marks 50th anniversary of the 1973 Chilean military coup with annual march, in Santiago
REUTERS/Iván Alvarado


SEÑOR DIRECTOR:

Esta semana nos volvimos a topar con otro intento de intervencionismo internacional: la propuesta del exjuez Baltasar Garzón para mediar entre el Estado chileno y nuestros pueblos indígenas. Resulta sorprendente que un español pretenda intervenir en nuestras dinámicas internas. ¿No es eso una reminiscencia del colonialismo que tanto critican algunos? En palabras simples: es como si un vecino entrometido quisiera solucionar los problemas en tu hogar sin entender tu dinámica familiar.

Su intervención en un problema tan profundamente enraizado y complejo como el que vive La Araucanía no solo es audaz, sino que también muestra una preocupante desconexión con nuestra realidad.

Primero, las reclamaciones del pueblo mapuche se las han arrogado grupos minoritarios muy violentos y no representan a la mayoría mapuche, que es pacífica y busca el diálogo.

Segundo, en nuestro sur hoy somos testigos de desplazamientos forzados y de tristes violaciones a los derechos humanos, de víctimas inocentes que están siendo aterrorizadas por organizaciones como la CAM y la WAM. Pero sorprendentemente la “justicia” que propone Garzón tiene una venda en los ojos: selecciona qué historias contar y cuáles ignorar.

Algunas ONG de “derechos humanos” siguen este mismo patrón. Defienden con fervor ciertas causas mientras convenientemente ignoran otras. No es justicia si es parcial. No es justicia si ignora a la gente honrada que sufre.

La Comisión para la Paz y el Entendimiento es prueba de que estamos buscando soluciones desde nuestras propias raíces. No necesitamos opiniones externas ni soluciones de caja rápida. La Araucanía clama por paz, una paz basada en el entendimiento real y la justicia para todos los incumbentes.

Luciano Rivas

Gobernador de La Araucanía

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