La revolución del respeto y la empatía

Nueva jornada de Manifestacion en Plaza Italia
Crédito: AgenciaUno


El año 2020 se viene con varios desafíos políticos: plebiscito para una nueva Constitución y mecanismo constituyente; fórmulas para una convención paritaria, con independientes y cupos para pueblos originarios, el restablecimiento del voto obligatorio, y, por cierto, las reformas al sistema tributario y de pensiones.

Esta agenda es ambiciosa y supone mucho trabajo, diálogo y generosidad de parte de parlamentarios de gobierno y oposición. Pero para quienes creemos que una democracia se funda en una cultura democrática, esta larga lista de reformas está incompleta y corre el riesgo de tener pies de barro.

Estos meses, junto con la maravillosa marcha de millones pidiendo dignidad y justicia para todos, también hemos sido testigos de palabras y acciones despreciativas de esa misma dignidad. No sé ustedes, pero estoy cansado de la lógica del empate y la descalificación. Si denuncias una violación de los DD.HH., inmediatamente te tildan de cómplice de quienes hacen destrozos inaceptables. Si, por el contrario, denuncias el uso de molotovs, la destrucción del patrimonio o la quema del comercio, otros te encasillan como cómplice de la represión y defensor del statu quo.

Esa lógica de amigos y enemigos también se ha trasladado al espacio público y las relaciones personales. Si piensas distinto, algunos se sienten en el derecho de funarte y agredirte, o bien insultarte y salirse del chat familiar. Y qué decir de las redes sociales, donde predomina la ley de la selva de la agresión y el insulto.

¿Podremos construir una mejor democracia con esta lógica de guerra y ojo por ojo? ¿Cuántos tendrán el coraje de no dejarse arrastrar por esta dinámica? El país que surja de este estallido social depende de todos. Cada uno en su ámbito puede contribuir a generar una cultura en que el respeto a cada ser humano esté en el centro de nuestra convivencia. Para eso requerimos algo muy ausente en estos días: la empatía.

Empatía significa la "intención de comprender los sentimientos y emociones que siente otro individuo". Sin ella, no se puede reconocer al otro como un ser humano legítimo, con los mismos derechos que uno. Empatía significa ponerse en los pies del que no ha tenido las mismas oportunidades que yo, atreviéndose a conocer dónde y cómo vive. Empatía significa reconocer que todos tenemos el mismo derecho al aire, el agua y los espacios públicos. Significa rechazar la prepotencia del que se cree dueño de lagos, malls o el mismo país. Empatía también significa, por último, estar dispuesto a dejar la propia comodidad para defender el derecho de todos a expresar sus opiniones.

Quienes creemos en la urgencia de los cambios sociales y políticos,también debemos estar dispuestos a cambiar nuestro corazón y actitud frente a los demás. Solo con una revolución del respeto y la empatía, tendremos ese Chile justo, inclusivo y en paz que la mayoría desea para nuestro país.

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