La tía Ivanna y el escribidor

Convención Constitucional: 27 de enero
27 de enero del 2022/SANTIAGO Constituyentes en la comisión de Sistema Político en el hemiciclo del senado en el ex congreso Nacional. FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO

"¿Qué provoca esta especie de enfermedad infantil de izquierdismo que asola la Convención? ¿Es realmente el camino para el rechazo de salida? ¿Se está cumpliendo el vaticinio de nostálgicos de los 90 respecto de que iba a ser una Constitución de los ganadores? Si bien todavía queda el pleno para depurar estas iniciativas, es inevitable que hay una señal clara".



Esta semana fue de las peores para la Convención Constituyente. Patricio Fernández algo había anunciado sobre la falta de liderazgo que iba a hacer a dicho organismo contornearse con dificultad entre el octubrismo desatado y la lógica del rechazo a todo evento. Una nota de este medio narra las dificultades del otrora bloque dominante del FA-PS que no ha podido superar la pérdida de la elección de la nueva mesa. Por otro lado, los informes finales de las comisiones, y muchas de las iniciativas que se presentaron, tienen difícil cabida en una Carta Magna que represente a todo el país y que marque un rumbo de estabilidad, justicia y prosperidad.

Han sido llamativos por el folclorismo de sus propuestas las vocerías de la convencional Ivanna Olivares, quien como si fuera una Robin Hood moderna, al defender la iniciativa de renacionalización del cobre anunció que “iba a ir por Escondida”, refiriéndose al megaproyecto de la multinacional BHP.

En el ámbito también de lo estrambótico, el escribidor Jorge Baradit, después de renunciar a la bancada del partido que le dio el cupo para ser convencional, puso en un tuit donde decía que “veía asustados a los que “podrían” perder algo con el proceso constituyente, incluido a conspicuos progres que retroceden hacia sus apellidos (sic)”. Ojalá dichas palabras no hayan sido escritas con la pluma del expresidente Allende, y que fiel a sus nuevos principios la haya devuelto a sus propietarios.

¿Qué provoca esta especie de enfermedad infantil de izquierdismo que asola la Convención? ¿Es realmente el camino para el rechazo de salida? ¿Se está cumpliendo el vaticinio de nostálgicos de los 90 respecto de que iba a ser una Constitución de los ganadores? Si bien todavía queda el pleno para depurar estas iniciativas, es inevitable que hay una señal clara. El corrimiento hacia la responsabilidad que hizo el presidente Boric creó un claroscuro donde surgieron los monstruos de los que habla Gramsci y que están haciendo de las suyas en la Convención. Algunos leen que hay un espacio vacío en la izquierda más radicalizada, pues el Partido Comunista, fiel a su historia, tendrá que moderarse también. En esa lógica, este es un momento ideal para poner en la mesa todas las demandas que han surgido en asambleas y grupúsculos y darles visibilidad.

Por otro lado, es cierto que buena parte del delirio se concentra en la Comisión de Medio Ambiente y Régimen Económico, que se ha convertido en algo similar al tribunal de Bane, de la serie Batman de Nolan. Priman allí los juicios rápidos sobre la reflexión profunda sobre cómo diseñar un sistema económico que sea sustentable en todos los sentidos. Hay plena conciencia de ello en el resto de la Convención y es muy probable que el informe de dicha comisión sea rechazado.

Pero ello no evita el peligro de una Constitución descabellada que será un incordio para la administración Boric. Varios en la derecha ya advirtieron esa oportunidad e impulsan con mucho frenesí mayor presencia en los medios de los monstruos del claroscuro. La convencional Ivanna Olivares y Baradit han resultado mejores defensores de la Constitución de 1980 que el think tank Libertad y Desarrollo. Su maximalismo es el camino más seguro para mantener un régimen presidencialista extremo, un sistema democrático con poco espacio para la participación ciudadana y un régimen de propiedad que limita el ejercicio de otros derechos.

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