La transición energética es una maratón que requiere preparación y adaptación

Energía eólica


Por Humberto Verdejo, departamento de Ingeniería Eléctrica, Facultad de Ingeniería Usach

La lluvia de los últimos días se transformó en un alivio transitorio para la operación del sistema eléctrico nacional. Sin embargo, no debemos perder de vista que la estrechez hídrica aún persiste, la adecuación del decreto de racionamiento solo garantiza un mejor uso del recurso y las líneas eléctricas mantienen las restricciones como si se trataran de autopistas concesionadas que operan en las horas punta.

La pregunta es de perogrullo: ¿cómo salimos de esta situación? La respuesta se encuentra en varias acciones concretas, como, por ejemplo: agilizar los procesos asociados a la construcción de líneas de transmisión, avanzar en incorporar sistemas de almacenamiento masivo y adecuar la regulación del sector a la realidad actual. Para el primer eje es necesario utilizar las herramientas vigentes, como por ejemplo el Estudio de Franjas y así no repetir las experiencias del tramo Cardones-Polpaico. En segundo lugar, es urgente dar continuidad a la tramitación del proyecto de ley que regula los sistemas de almacenamiento, que en efecto es la válvula que permitiría dar cabida al uso de energía renovables no convencionales durante todo el día. Afortunadamente, el gobierno ha puesto discusión inmediata para avanzar en esta materia y es un proyecto que desde el punto de vista técnico no tuvo mayores dificultades en el primer trámite y que evidentemente es una señal que el sistema eléctrico requiere con urgencia. Finalmente, resultaría recomendable revisar el reglamento de potencia que quedó definido en la administración anterior, para incluir los lineamientos establecidos en el proyecto de ley de almacenamiento y complementarlo con la realidad actual del sistema. Para lo anterior es mejor retroceder unos metros y así avanzar un par de kilómetros.

La situación actual de la columna vertebral del sistema eléctrico es tan compleja que provoca ahora tres eventos de gran perjuicio para la operación diaria: riesgos de desconexión, costos marginales por las nubes y no aprovechamiento de recursos renovables (vertimiento de energía solar y eólica). Los riesgos de desconexión siempre estarán presentes en un sistema cuya columna vertebral no es robusta, por lo que cualquier evento complejo podría afectar el suministro seguro para los usuarios finales. Los costos marginales elevados impactan directamente a las empresas que no tienen contratos de suministro de largo plazo y que tenían la esperanza de aprovechar ahora el beneficio de las energías renovables no convencionales. Los eventos de vertimiento no permiten poder aprovechar al máximo los recursos renovables como el sol, viento y agua, obligando en algunos casos a usar forzadamente combustibles fósiles para producir energía en las horas de mayor demanda.

La transición energética es una maratón que pretendemos correr con una columna vertebral débil y sin preparación. Las alternativas para fortalecerla están a la mano y solo requieren voluntad para aprovechar al máximo las energías renovables no convencionales y así lograr llegar a la meta.

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