La vida de los monumentos
SEÑOR DIRECTOR
El 15 de abril de 2019 será recordado como el día del incendio de la Catedral de Notre Dame de París. Este monumento histórico fue construido a principios del siglo XII en el corazón de la que sería, en el siglo XVIII, la cuna del desarrollo del patrimonio como disciplina junto a la conservación y restauración, como prácticas para intervenirlo y heredarlo a las generaciones futuras.
Hoy la discusión en torno al patrimonio se centra sobre todo en ampliar este concepto, para que se transite de la visión ligada al monumento (patrimonio material) a una postura que incluye también todas las prácticas y manifestaciones de la cultura (patrimonio inmaterial) vinculadas a un bien que habla de cómo una comunidad se apropia de él, le otorga nuevos significados y con esto lo mantiene vivo.
Sin embargo, lo sucedido ayer nos recuerda la importancia del monumento en sí. El monumento como hecho singular, muy relevante en nuestra sociedad por su capacidad catalizar la historia, de activar la memoria y por su posibilidad de vincularse con las dinámicas sociales e identitarias de una comunidad. En el caso de la Catedral de Notre Dame de París, es pertinente hablar de comunidad -así en general- ya que los límites de significado de este monumento trascienden la sociedad francesa, extendiéndose a la cultura universal de toda la humanidad.
Este monumento ha funcionado como máquina del tiempo por casi de diez siglos y ha sido testigo de una serie de acontecimientos históricos tan significativos como la coronación del mismo Napoleón Bonaparte.
En el siglo XIX Viollet le Duc, uno de los primeros teóricos del patrimonio, intervino Notre Dame aportando importantes transformaciones tanto estéticas como materiales a esta obra. Esto nos habla de la condición dinámica de los monumentos, que viven y se transforman; y como los objetos vivos los monumentos son frágiles y por lo mismo debemos cuidarlos para que puedan resistir al tiempo.
En esta lucha brutal entre permanecer y desaparecer debemos pensar que los dramáticos hechos de ayer no significan la muerte de Notre Dame de París, sino el inicio de una nueva etapa de este emblemático hito de la cultura occidental.
Umberto Bonomo
Director Centro del Patrimonio Cultural de la UC
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