Las derechas en la encrucijada
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SEÑOR DIRECTOR:
No se exagera al decir que en este año electoral la oposición tiene una oportunidad histórica. Mientras los prospectos del oficialismo, salvo Bachelet, hoy bordean el margen de error en las encuestas, las derechas poseen la candidata mejor posicionada, así como otras opciones que marcan en los sondeos.
Aunque nada hay asegurado, la carrera por la piocha de O’Higgins asoma auspiciosa para las fuerzas opositoras ante sus más probables rivales. A la continuidad de Bachelet con el débil y errático gobierno actual -aún más elocuente en Carolina Tohá- se suman sus abultados pasivos en temas económicos, migratorios, educacionales y políticos, coronados con su abrazo a la fallida Convención cuyo texto “no era perfecto pero siempre soñó”. La expresidenta tiene muchas cuentas por rendir (y la ministra Tohá otro tanto).
Asimismo, los recientes comicios municipales y regionales sugieren un escenario favorable para la oposición de cara a las próximas elecciones parlamentarias. Baste recordar que pocos meses atrás este sector se impuso en siete de ocho indicadores en juego (más votos en alcaldes, concejales, cores y gobernadores, y más candidatos electos en los tres primeros). Con esos resultados no es imposible pensar en algo inédito en los últimos 15 años: un gobierno que goce de mayoría en el Congreso.
Llegados a este punto, sin embargo, surgen las dudas e inquietudes en los círculos opositores. La disputa electoral exige un trabajo de joyería tanto a nivel presidencial como parlamentario: en la definición de las listas, cupos y sobre todo candidatos idóneos. Hoy no es posible afirmar que existirá esa articulación en la magnitud en que se necesita. Si como ha sugerido el socio de Unholster, Cristóbal Huneeus, la gobernabilidad es en gran medida una decisión, lo menos que puede decirse es que las derechas todavía no logran ofrecerla ni encarnarla.
Nótese la paradoja: la oposición enfrenta un escenario electoral promisorio ante todo por el anhelo de las grandes mayorías de vivir en un país más seguro y ordenado. Y, sin embargo, lo único que da vida al oficialismo es el desorden al interior de las derechas, azuzado por algunos referentes adictos al conflicto interno. Si realmente se desea sacar a Chile del marasmo, lo primero es estar a la altura como sector.
Claudio Alvarado R.
Director ejecutivo del IES
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