Las enseñanzas de la pandemia para el modelo de salud
Por Luis Castillo, coordinador nacional de Camas Críticas
La pandemia ocasionada por el Sars-CoV-2 constituye la mayor crisis para los denominados servicios nacionales de salud, desde que en la primera mitad del siglo XX estos se articularan en Europa y América, marcando un punto de inflexión respecto de su organización y financiamiento.
En este contexto, la presión sanitaria ocasionada por la emergencia, ha relevado en nuestro país -frente a una ciudadanía justificadamente más exigente y con mayor consciencia respecto de las fragilidades del sistema-, la necesidad de contar con una estructura cada vez más sólida, eficiente y eficaz.
Por ello, cuando la economía lo permita, se deberá incrementar el gasto sanitario, público y privado, debiendo los gobiernos enfocarse en el mejoramiento y optimización de la vigilancia epidemiológica; el desarrollo y la productividad científica; la organización de las redes de atención; la implementación de programas comunitarios de prevención sobre cáncer y otras enfermedades, como así también, en la ampliación de los calendarios de vacunación infantiles y de adultos, y en el desarrollo de la salud ocupacional y mental, entre otros aspectos.
Se deberá transitar hacia la implementación total -y posterior consolidación- de la telemedicina y el fortalecimiento de la atención domiciliaria y de adultos mayores en residencias. Reservar así los hospitales para los pacientes agudos complejos y críticos, dar mayor relevancia a los servicios de urgencia y cuidados intensivos e intermedios, diferenciando flujos para pacientes con enfermedades transmisibles infecciosas.
Esto, bajo una estrategia que considere como base la colaboración público-privada integrada. Ésta, gracias a un despliegue digno de elogio del personal sanitario, ha permitido mejorar los servicios sanitarios, con una coordinación a nivel nacional y regional, y con reglas claras y transparentes que faculten la continuidad de la atención de salud de las personas con patologías habituales. Todo ello, mientras se avanza en la apuesta estratégica de nuestra sociedad que apunta a un servicio público de salud cada vez más robusto.
En nuestra experiencia, este modelo de aprovechamiento de sinergias ha permitido dar una cobertura hasta hace algún tiempo inimaginable y una consecuente respuesta satisfactoria a cientos de miles de personas.
La pandemia del Covid-19 quedará como uno de los grandes acontecimientos globales de la primera mitad del siglo XXI. Una vez superada, debemos extraer enseñanzas y sacar conclusiones, para diseñar y desplegar modelos de salud más innovadores y flexibles, que respondan óptimamente a las necesidades actuales y futuras de las personas. Y así, afrontar de mejor forma nuevos e inevitables eventos sanitarios catastróficos.
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