Las incertidumbres de las universidades en el 2021

Estudiantes Universitarios


Por Aliro Bórquez, rector de la Universidad Católica de Temuco

Sin lugar a dudas, la pandemia generó un año muy complejo para las universidades. Las clases se tuvieron que programar a distancia, la situación socioeconómica de miles de familias privó a muchos estudiantes de seguir sus estudios, otro grupo muy importante no lo pudo hacer por limitaciones de conectividad donde habitan. Esta situación se ha mantenido prácticamente a lo largo de todo el presente año y ha generado una alta fragilidad económica en todas las universidades, particularmente en las de regiones más extremas.

Las perspectivas para el año que viene no son muy halagüeñas, considerando que las vacunas en fase de prueba, si es que todo resulta positivo, solo estarán disponibles masivamente para la población a partir de los próximos 6 a 8 meses. Esto genera una gran incertidumbre para las universidades que ya se aprestan a planificar su primer semestre académico 2021, sin que hasta ahora hayan podido resolver la continuidad de sus actividades prácticas postergadas en cientos de cursos durante el presente año.

Lo concreto es que el primer semestre de 2021 también será a distancia, limitando nuevamente a miles de estudiantes que, por razones operacionales, económicas y de conectividad no podrán retornar a una universidad que funcione con la normalidad esperada.

Una segunda gran incertidumbre es la rendición de la nueva Prueba de Transición Universitaria (PDT), ahora en manos de la Subsecretaría de Educación Superior, conforme a la Ley 21.091. Si bien se conoce el día de aplicación, hasta ahora las universidades mantienen una gran preocupación sobre cómo se garantizará la participación segura de los miles de jóvenes que la rendirían y qué medidas están previstas en la eventualidad que se produzcan hechos como los del año pasado. El dilema es mayor si todo lo anterior afecta el proceso de matrícula 2021 con mayor profundidad que el año 2020, lo que perturbó severamente el ejercicio financiero de las universidades.

La tercera incertidumbre es ¿cómo se resolverá el presupuesto 2021 para la educación superior? A pesar que las cifras globales muestran un aumento del 2% respecto del año pasado, lo concreto es que cuando se desglosan las partidas, en promedio el Aporte Fiscal Directo cae 5%; el Fondo Basal por Desempeño, el Aporte Educación Superior Regional y el Programa de Acceso PACE disminuyen cada uno en un 15%. Incluso hay partidas que desaparecen, como es el caso del Fondo de Desarrollo Institucional de las universidades no estatales del Consejo de Rectores.

Entendemos que todos debiéramos hacer los mayores esfuerzos para superar la crisis sanitaria que vivimos, pero las universidades han respondido tempranamente a las demandas del país frente a este complejo contexto, manteniendo sus actividades académicas y poniendo sus capacidades al servicio de la sociedad, aun cuando su situación financiera era difícil producto de la propia pandemia, de los efectos de rezago del estallido social y las alteraciones en la rendición de la PSU 2020.

De no mediar una discusión profunda que corrija el presupuesto, a lo menos para mantener los presupuestos asignados en 2020, muchas universidades se verán enfrentadas a una compleja crisis económica que seguirá profundizada por la actual pandemia y los resultados poco prometedores del proceso de matrícula 2021. Esperamos que los parlamentarios realicen un análisis minucioso de la difícil situación que están viviendo las universidades y puedan revertir los cambios en el presupuesto presentado por el Ejecutivo, por el bien del desarrollo científico y tecnológico y el de millones de jóvenes y sus familias.