Las lecciones de Yuval Harari
Primero escribió Sapiens, sobre nuestro pasado evolutivo, luego Homo Deus acerca de la revolución tecnológica y nuestro futuro como especie. Ahora Yuval Harari habla del presente, de los desafíos en estos tiempos. De los tres grandes relatos globales, el fascismo nazista murió en la Segunda Guerra, el comunismo lo hizo un poco más tarde al caer el muro. Sólo ha sobrevivido la democracia liberal, pero su crisis podría ser inminente de acuerdo al autor.
La crisis del año '98 hizo estragos en la credibilidad de la postura liberal y estuvimos muy cerca de un colapso global enorme. Pero es la fusión de la biotecnología y de la inteligencia artificial (IA) lo que está cambiando el rumbo de la historia, y no sabemos muy bien qué ocurrirá. Estamos frente a un salto evolutivo real. Estos complejos nuevos temas tecnológicos superan el entendimiento del ciudadano común, y también de la mayoría de las clases políticas.
El liberalismo es finalmente la historia del sueño del ciudadano común, que pierde relevancia cada día frente al mundo hipertecnologizado y global. La IA es quien la lleva, y posee dos propiedades que los humanos no tenemos en forma intrínseca: conectividad y la "updatability" (actualizabilidad automatizada). Cada humano es un individuo único, la tecnología en cambio es un sistema. Por esa misma razón la robotización y la IA reemplazarán muchas actividades humanas en un futuro relativamente cercano.
Tanto Rusia como China prueban ahora sus propios modelos societales, pero no como un posible relato global, y es difícil que se pudieran aplicar a otros países. Tampoco pareciera que les interesara. Y no se conocen muchas personas que quieran emigrar a esos países, pero sí lo hacen a las democracias liberales. Pero éstas ya no son capaces de lidiar con el desafío del cambio climático, la revolución tecnológica, el terrorismo global, o las mismas migraciones.
El desafío político actual entonces es tratar de encontrar esa nueva historia o relato para la sociedad del siglo 21. Dejando a un lado la brutalidad del nazismo, ni el socialismo ni la filosofía liberal clásica al parecer son capaces de resolver adecuadamente los problemas que nos presenta el siglo 21. Por otro lado, los brotes emergentes de nacionalismo podrían ser simplemente fatales, ahí ya no hay relato posible. En el nuevo escenario, el cambio climático probablemente tendrá el mismo efecto catalizador que las grandes guerras del siglo 20.
En un mundo sobresaturado de información y de alta velocidad, la práctica de las noticias falsas y de la posverdad es sin duda dañina y es cada vez más común, lo que altera el ejercicio democrático en sus raíces. Pero la democracia, dice Harari, no es sobre la racionalidad, es sobre las emociones, y ese es el pasto fresco para el populismo y la autodestrucción de las democracias. La "verdad" en estos tiempos, dice Harari, es lo que aparece en la primera página de la búsqueda de Google. Lo cierto es que los que sean dueños de los datos, serán los dueños del futuro.
La tecnología incluso está siendo capaz de "mejorar" las competencias humanas, de modo que lo que otrora fueron diferencias sociales, podrían pasar a ser diferencias biológicas, irremontables para siempre. De eso deben tratar las políticas públicas de hoy. En suma, el homo sapiens ya no será más la cabeza de la evolución. Hablamos literalmente de una nueva civilización tan global como nunca la hubo; también de problemas globales que requieren soluciones globales, como el terrorismo nuclear, cibernético, 10 mil millones de seres humanos que viven 120 años, la propiedad de los datos, la crisis educacional y tantos otros.
Este libro debiese ser obligatorio para toda nuestra clase política, y así ayudar a construir una agenda real de futuro para nuestro país.
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