Las universidades de cara a la pandemia

FILE PHOTO: A student takes classes online with his companions using the Zoom app at home


Por Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar

A cuatro meses de haber tenido la última clase presencial, los esfuerzos de las instituciones, los profesores y sus estudiantes han permitido mantener la continuidad de la formación, gran parte del sistema terciario ha logrado seguir impartiendo sus clases en un formato remoto con medidas diversas para enfrentar esta nueva realidad. Con todo, una vez pasado el golpe de entrada, que requirió de decisiones e implementaciones rápidas y eficientes, es necesario una mirada más atenta y calma para enfrentar los desafíos que aún persisten y aquellos que surgen con el avance de las cuarentenas.

Por lo pronto, las instituciones de educación superior están preocupadas de ir cerrando el semestre lo mejor posible, pero con serios desafíos. No son ajenos los profesores a los problemas de sus estudiantes. Las dificultades para enfrentar la enseñanza de forma online, el acceso a recursos tecnológicos, las disímiles habilidades digitales y condiciones del hogar. La falta de vinculación con sus compañeros -especialmente en primer año-, el cansancio, agobio, etc., son preocupaciones que salen a la luz con frecuencia y a las que se enfrentan para diseñar sus clases, evaluaciones y actividades. En ello, las cuotas de creatividad e innovación han sido la mejor herramienta. Terminado el semestre, las vacaciones se plantean como una instancia excepcional para evaluar lo que se ha hecho y reflexionar a partir de las diversas experiencias y prácticas, para enfrentar un próximo semestre, que aunque nos cueste, posiblemente se mantenga a distancia -al menos en parte-, y buscar nuevas formas de abordar las clases incorporando modelos diversos y rompiendo la estructura que suele tener una clase presencial, que acoja de mejor manera las condiciones de los estudiantes en sus casas, las limitaciones que tiene una clase vía zoom, y un largo etc.

Por otro lado, como se escucha recurrentemente, la pandemia puede traer cambios permanentes a nuestra sociedad, es aquí donde las instituciones tienen el desafío de pensar y adecuarse a éstos, por ejemplo, las nuevas competencias de un mundo laboral con mayor teletrabajo, la mayor demanda de ciertas disciplinas, la necesidad de incorporar nuevas y mayor tecnología, los desafíos ante la crisis económica, entre otros. La creación e investigación que generan los planteles juega un rol importante tanto para enfrentar las circunstancias actuales, pero también sobre la forma en que avanzaremos hacia una realidad postpandemia.

Se suma a estos desafíos, la necesidad de mantener de cierta forma la vida universitaria. Las universidades son, después de todo, comunidades del conocimiento y las diversas asociaciones que surgían en su interior configuran diversos espacios de encuentro entre alumnos y docentes que permiten una formación a partir de la discusión de ideas y la reflexión de las distintas disciplinas y el acontecer nacional. Parece clave buscar la forma de mantener esos espacios de discusión e interacción, que son parte fundamental de la experiencia universitaria y que especialmente en estas circunstancias adquieren total sentido, para comprender los procesos y cambios de nuestro país.