
Las ventajas de la reforma al crédito universitario

Un préstamo estudiantil bien diseñado tiene pagos que son un porcentaje de los ingresos posteriores del graduado (pagos contingentes al ingreso). Los préstamos convencionales funcionan bien para comprar una casa porque la casa actúa como garantía, haciendo que los préstamos sean de bajo riesgo. En contraste, los préstamos para un título universitario no tienen garantía y, por lo tanto, son inversiones arriesgadas, por ende, el prestamista tiende a cobrar una alta tasa de interés. Eso hace que los préstamos sean costosos, por lo que los estudiantes invierten menos en sus habilidades. Como señaló por primera vez el economista Milton Friedman, los pagos definidos como una fracción de los ingresos del prestatario, recaudados a través del sistema tributario, son menos riesgosos y fomentan de mejor manera la inversión en habilidades.
En la propuesta del gobierno, conocida como FES, los graduados pagan hasta el 8% de sus ingresos, según el tiempo que estudiaron (2 años por semestre), con un máximo de 20 años. La reforma extrae las lecciones correctas de experiencias previas. En lugar de préstamos bancarios, el préstamo propuesto sigue las mejores prácticas internacionales. Tiene pagos contingentes al ingreso recaudados a través del sistema tributario y es lo suficientemente grande como para que la universidad sea gratuita en el momento del uso para el 90% de los estudiantes.
La reforma también mantiene la matrícula gratuita para el 60% más pobre de los estudiantes. Algunas universidades tienen tarifas más altas, pero pueden cobrar una tarifa adicional solo para estudiantes de familias acomodadas, de manera que el acceso no esté limitado a estudiantes acomodados.
El riesgo con un período de pago fijo es que quienes ganan mucho pagan mucho más de lo que pidieron prestado. No obstante, la propuesta de reforma puede manejar esto, incluyendo un límite en los pagos, de modo que quienes ganan más pagarán por menos de 20 años.
Al evaluar una reforma propuesta, es útil distinguir: (a) su estructura (ej. el tipo de préstamo estudiantil), y (b) sus parámetros (ej. la duración de los pagos). Yo apoyo firmemente la estructura. La elección de los parámetros debe basarse en modelos cuidadosos, mucho de lo cual ya se ha hecho, dejando amplio espacio para más ajustes.
¿Debería la reforma continuar con la matrícula gratuita para el 60% de los estudiantes? Esos recursos podrían hacer más para promover el acceso, primero, extendiendo los préstamos a los costos de vida. Segundo, la evidencia muestra que las barreras reales al acceso comienzan temprano. “Si yo fuera un verdadero socialista”, dijo un ministro del Reino Unido en un debate con estudiantes, “no gastaría ni un centavo en educación superior – lo gastaría todo en educación preescolar”. Estaba exagerando, pero el punto es válido. La inversión en educación inicial ayuda a ampliar la participación y facilita que las mujeres realicen trabajo remunerado – una parte importante para abordar el envejecimiento de la población.
Mi conclusión: la reforma tiene buen diseño, y entrega una base sólida para desarrollos futuros.
Por Nicholas Barr, profesor de Economía Pública en la London School of Economic (https://www.lse.ac.uk/european-institute/people/barr-nicholas)
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