¿Por qué las víctimas de abuso sexual demoran en contar?

Gente - espectro celular
Foto: Andres Perez


Con frecuencia, podemos escuchar esta pregunta cuando sabemos de un nuevo caso de abuso sexual donde una persona abrió el secreto mucho tiempo después ¿Por qué no dijo antes? ¿Por qué se le ocurrió ahora decir esto?

Para comprender el paso del tiempo y la tardanza en contar, es necesario saber que el abuso sexual es una forma de violencia muy particular y compleja. Es un abuso que se produce en el silencio, sin testigos, a puerta cerrada. Éste implica justamente, el traspaso de los límites de la intimidad y lo privado, que avergüenza y confunde profundamente a la víctima.

Por otra parte, la gran mayoría de los abusos son cometidos por personas cercanas que cuentan con la confianza de quienes la rodean, confianza que generalmente es obtenida por características personales como la amabilidad, la buena disposición, gran capacidad de acoger, excelencia laboral o académica que, solo logran esconder lo horroroso y brutal de los actos cometidos en la intimidad, bajo amenazas, engaños o distorsiones de la realidad, callando por años a quien agredió.

Quién es víctima de esta violencia confusa y extraña, debe buscar formas de tolerar y sobrevivir psicológicamente. A veces, para lograr sobrevivir piensa que estas experiencias son sueños, dudan de su existencia, lo olvidan o intentan con infructuosos esfuerzos, no recordarlo. En algunas oportunidades, las escenas traumáticas del abuso sexual, dan tregua y parecen desaparecer, pero continúan en el cuerpo, expresadas en múltiples dolores, jaquecas, hipertensión, insomnio y frecuentemente, ganas de desaparecer o morir. Otros deben olvidar para continuar con su vida.

Para lograr hablar, una víctima debe contar con varias condiciones, primero hacer un gran acto de valentía y contar con alguien cercano y confiable que escuche, pero no solo eso, esa persona además debe estar disponible para creer. Un creer que significa el reconocimiento, la validación del sufrimiento que se ha padecido la víctima en silencio por muchos años, con la falsa esperanza que esto no sucedió o que será posible mantener la tranquilidad de su familia y seres queridos.

Preguntar por qué que la víctima mantiene el silencio y qué por qué no habló antes, es también preguntarse qué podríamos hacer todos nosotros para alentarlas a romper su secreto y acogerlas en el reconocimiento del dolor de haber sido víctimas de esta violencia. De esta forma, podemos entender que no es que la víctima no quiera contar, es que no puede hablar. No puede si los espacios sociales no lo permiten, no quieren ver, prefieren desmentirlo y niegan el horror del abuso sexual.

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