Lecciones de la baja natalidad

Natalidad


SEÑOR DIRECTOR:

Como ginecóloga que trabajo en anticoncepción, estoy orgullosa de la baja de natalidad atribuible a evitar embarazos no planificados de adolescentes, jóvenes y mujeres que no quieren embarazarse porque no tienen los recursos educativos y económicos para criar a sus hijos de la mejor manera posible.

La pregunta que viene es: ¿Qué podemos hacer en Chile para que aumenten los hijos deseados? Partamos por compartir el costo laboral de la maternidad, que hoy lo pagan exclusivamente las mujeres. Medidas simples como que el 50% del postnatal sea obligatoriamente tomado por los papás y que la sala cuna sea responsabilidad de la empresa del padre que trabaja, ayudarían a emparejar la cancha.

Apoyemos como país a las personas que sí quieren ser padres en la salud pública. Hay 400.000 parejas buscando tener hijos y sólo 600 ciclos de fecundación in vitro al año.

Invito a reflexionar si la baja de natalidad es verdaderamente un problema. Países desarrollados que llevan tiempo así siguen siendo ricos porque cada niño que nace recibe una buena educación y oportunidades que los hace aportar proporcionalmente más al crecimiento de su país. Existen otras maneras de invertir la pirámide poblacional que no pasan por aumentar la natalidad, como favorecer la inmigración selectiva de profesionales y técnicos jóvenes. Irlanda ha aplicado este modelo los últimos 20 años y transitó de ser el país más pobre al segundo más rico de la Unión Europea y el único que tiene un robusto porcentaje de población joven productiva que será capaz de sostener el envejecimiento de su población.

Me enorgullece que hoy se pueda elegir cuándo tener hijos. Cuando alguien elija hacerlo, colaboremos todos solidariamente, no sólo las mujeres.

Andrea Huneeus Vergara

Ginecóloga, Docente Fac. Medicina Clínica Alemana U. del Desarrollo

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