Lecciones urbanas del Covid-19

La rebaja se aplicará en cada validación de la nueva tarjeta bip! Foto: Mario Téllez


Por Carlo Ratti, MIT Senseable City Lab

Aplanar la curva está salvando vidas, y también puede ayudar a salvar nuestras ciudades. En la lucha contra el Covid-19, hemos usado máscaras y distanciamiento social para frenar el virus y evitar que el sistema de salud colapse. El mismo enfoque de aplanar la curva podría aplicarse a otras dimensiones de nuestras vidas.

Cualquier tipo de infraestructura urbana (hospitales, carreteras o redes eléctricas) se congestiona y falla cuando la demanda excede su capacidad máxima. Aprovechando las nuevas tecnologías y la flexibilidad producida por el Covid, podríamos también reprogramar nuestras vidas y evitar horas punta de uso de la infraestructura, desde atascos de tráfico hasta restaurantes abarrotados.

Durante décadas, nuestras ciudades han sufrido por un número abrumador de personas que viajan simultáneamente, causando el colapso de carreteras y metros en todo el mundo. Construir más infraestructuras no aborda el núcleo del problema; ya que es demasiado costoso subutilizarla el resto del día. En cambio, podemos intentar reducir las puntas para hacer que la ciudad sea más asequible y eficiente.

Impulsada por el Covid-19, la cultura del trabajo remoto nos muestra la posibilidad de cambiar nuestro horario y evitar que la infraestructura se sobrecargue. Muchos trabajadores han podido disfrutar de los beneficios de viajar al trabajo de forma escalonada. Este enfoque no solo reduce el riesgo de transmisión de virus, sino que extiende el tiempo de uso de las carreteras y transporte, con los beneficios secundarios de reducir el consumo de combustible y la contaminación.

El mismo enfoque se conoce como peak shaving en el campo de la energía. Por ejemplo, la reasignación del 20% de sus clientes a un modelo de precios variables permitió a la empresa estadounidense de servicios públicos Oklahoma Gas & Electric evitar construir una nueva planta para puntas.

De manera similar, la detección digital, el Internet de las cosas y los incentivos individuales -quizás incluso negociables a través de blockchain-, pueden ayudar a utilizar mejor gran parte de la infraestructura urbana. ¿Quizás Santiago podría explorar esa estrategia, mientras se embarca en su ambiciosa transición hacia las energías renovables y la sostenibilidad? Estos desafíos los compartiremos este jueves 12 en el X Foro Santiago 2041, a transmitirse por latercera.com.

Claramente, la implementación de impuestos sobre la congestión y las plataformas digitales deben deliberarse cuidadosamente sin marginar a ninguna comunidad. Por ejemplo, trabajadores esenciales que no pueden reprogramar sus vidas deberían recibir un subsidio en las tarifas viales y de transporte; los ingresos generados podrían canalizarse a grupos sociales desfavorecidos, al igual que el aplanamiento de la curva de Covid-19 debe venir con ayudas económicas para aquellos que no pueden trabajar o estudiar de forma remota.

Si se implementa de manera equitativa, sería prometedor para nuestras ciudades. Nos ayuda a utilizar mejor la infraestructura existente, antes de construir nueva. En resumen, permite recuperar nuestras ciudades de forma novedosa, con menos asfalto para calles y más cobre para microchips.

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