Legitimidad y urgencia
SEÑOR DIRECTOR:
Respecto del editorial del 20 de septiembre, titulado “El alcance de la deuda histórica”, quisiera matizar una de las ideas allí vertidas. Me refiero a la legitimidad de preguntarse “si un asunto que lleva décadas sin poder zanjarse podrá ser resuelto en pocos meses”. En mi opinión, tal aseveración es correcta, mas no legítima cuanto entendemos legitimidad como un concepto clave de la teoría política.
Es que precisamente por aquellas décadas transcurridas, en las cuales parece no haber existido un real Estado de Derecho, corregir lo ilegítimo es imperativo y urgente. Exigir al Poder Legislativo la proposición de una fórmula jurídica que repare el daño provocado a un grupo no menor de ciudadanos, no se trata solo de eso, sino de la corrección de una falla en lo profundo del sistema sociopolítico del país. Por último, no se parte a foja cero.
Es por eso, que las cortes internacionales han fallado a favor de los profesores, porque entienden lo kafkiano y atentatorio de derechos que la situación conlleva. Entonces, propongo mirarlo con empatía, fraternidad e igualdad. Para ello, conviene tener a la vista una serie de leyes reparatorias existentes, cuyas complejidades a la hora de identificar y calcular los montos reparatorios, son ostensiblemente mayores.
Alejandro Moya Santibáñez
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