Leo primero, pero me enseñan bien

niño
Foto: Archivo


El Ministerio de Educación ha lanzado la campaña Leo Primero para promover que los niños y niñas de primer año de educación básica aprendan a leer. Esta iniciativa implica, entre otras cosas, la generación de materiales digitales para apoyar la lectura en familia, la dotación de libros y materiales didácticos en las salas de primero básico, creación de bibliotecas en escuelas que no cuentan con este recurso y apoyo especial a escuelas con más desafíos. Todo esto sería a través de apoyo con formación continua a docentes de primero básico y con la instauración de un premio a los directores de escuela.

Se trata de una iniciativa interesante y que podría materializar la intención del gobierno de innovar en el aula. Por ello, esta importante medida debería promover prácticas de enseñanza que fomenten habilidades cognitivas superiores al momento de fomentar el aprendizaje de la lectura. Conviene acá reconocer que la lectura tiene por objetivo final la comprensión de significados, más que la decodificación de signos escritos sin lograr comprensión.

La Asociación Nacional para la Educación de Niños Pequeños de Estados Unidos, basándose en los avances de investigación, propone que son necesarias prácticas de enseñanza sofisticadas para promover el desarrollo de la lectura entre niños pequeños. Estas prácticas involucran experiencias diarias de lectura al estudiante y de lectura independiente de historias interesantes y significativas y de textos informativos; la combinación de prácticas de enseñanza que incluyan instrucción sistemática para decodificar con actividades de lectura y escritura significativas, oportunidades diarias y apoyo del docente para leer y escribir varios tipos de textos con propósitos diversos incluyendo historias, listas, mensajes a otros, poemas, reportes y respuestas (reacciones a la literatura); oportunidades para trabajar en pequeños grupos, para realizar instrucción focalizada y trabajos colaborativos de reflexión sobre la lectura con otros niños; oportunidades diarias de realizar inferencias sobre la lectura y conectar el conocimiento previo de las y los alumnos con el material leído; un currículum intelectualmente desafiante e interesante que expanda el conocimiento del mundo y del vocabulario; y realizar adaptaciones de estrategias pedagógicas u ofrecer instrucción individualizada si el niño no logra el avance deseado en lectura o cuando se trabajen estrategias de lectura y escritura avanzadas.

Esta misma Asociación, en tanto, no recomienda el  trabajo aislado de habilidades básicas mediante la repetición y la práctica, como en el caso del uso de libros y hojas de actividades; ejercicios de repetición para memorizar las correspondencias sonoro-gráficas; copia y dictado de información literal como estrategia recurrente de enseñanza; responder a cuestionarios que exigen al alumno extraer información literal de un texto; actividades que enfatizan la dicción de la lectura en voz alta por encima de la comprensión del texto; lectura de fragmentos de textos que no ofrecen al alumno/a la oportunidad de entender el mensaje y significado del texto; y las actividades que enfatizan de manera descontextualizada la memorización de información gramatical y de reglas ortográficas (ver Treviño et al, 2007 para mayor información).

Lamentablemente, en las salas de clase chilenas, se privilegian las prácticas no recomendadas para acercar a la lectura a las y los niños pequeños. Se observan en ellas ejercicios repetitivos, de memorización y obtención literal de la información y clases centradas en el docente. Muchas veces, estas prácticas son mandatadas por sostenedores y directivos, y tienen un énfasis en cobertura curricular (pasar materia), más que en el desarrollo de las y los estudiantes.

Por tales motivos, esta importante iniciativa debería tomar en consideración la situación actual de la enseñanza y fortalecer el apoyo a los docentes de primero básico, así como a los directivos y sostenedores que muchas veces creen que usando las prácticas no recomendadas se pueden obtener mejores resultados SIMCE, olvidándose de lo crucial que es el desarrollo de la lectura comprensiva temprana.

En suma, estamos frente a una buena iniciativa que tendrá que superar muchos obstáculos y creencias instaladas en el sistema y es de esperar que no lleve a reforzar la idea de que los niños deben repetir y copiar múltiples veces frases sin sentido como "ese oso se asea" o "la mona lame" como fuente principal de aprendizaje de la lectura.

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