Liberen a Tongoy

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Vivo y trabajo en Santiago, pero hace casi 30 años fui adoptado por Tongoy. Lo conocí recién casado. Luego vendrían muchos febreros y muchas vacaciones de invierno. Con los niños. Hace unos 15 años, compramos un sitio y construimos una cabaña con vista al mar. Fue inevitable, ese lugar maravilloso y con tanta historia familiar personal, terminó por transformarse en una pequeña Patria para mí. Por eso mismo, y desde Tongoy, a escasas horas de tener que volver a Santiago, escribo esta columna para reclamar en su favor.

Hace mucho tiempo me convencí que Tongoy necesitaba y merecía ser comuna autónoma, dejando de depender de Coquimbo (de quien la separan unos buenos 45 kilómetros). Por lo demás, Tongoy ya fue comuna entre 1891 y 1929. En ese último año, pasó a depender de Ovalle. Luego, fue absorbido por Coquimbo. Retornada la democracia, pareció que las cosas iban a cambiar. Ya en 1992, los dos diputados del distrito presentaron una moción para crear una comuna autónoma que incluyera Tongoy y Guanaqueros. En 2006, el Presidente Lagos, veraneante habitual de este paraíso, anunció un proyecto de ley en el mismo sentido. En el gobierno del Presidente Piñera se avanzó en los estudios de factibilidad. En 2016, en el contexto de una visita al lugar, la Presidenta Bachelet insistió en apoyar la idea.

Poco importa, por supuesto, lo que yo opine. Este reclamo debe ser escuchado porque tiene fuerte arraigo entre los vecinos de Tongoy y Guanaqueros. Una consulta organizada por organizaciones ciudadanas de base en junio de 2014 arrojó 1.868 votos a favor de la comuna propia y solo 40 en contra.

No existen razones para impedir este paso. No falta gente (la nueva comuna sería tanto o más populosa que al menos cinco de las actuales 15 comunas de la Región de Coquimbo). No falta plata (hay que apostar al fomento del desarrollo turístico, la pesca y la industria de los ostiones). No faltan capacidades (es cosa de conocer a las organizaciones sociales, a los pequeños empresarios y a los distintos liderazgos vecinales).

Desgraciadamente, Coquimbo se resiste a soltar a Tongoy. Hace apenas seis meses su consejo comunal reiteró, de forma unánime, su oposición a la nueva comuna.

Termino con una imagen. A la entrada de Tongoy, en calle Fundición Norte hay, desde hace varios años, un cartel de bienvenida. Es muy sencillo y a sus pies hay un bote pesquero. Pues bien, las autoridades de Coquimbo no encontraron nada mejor que instalar hace dos semanas, un poquito más adentro, otra señalética de bienvenida: unas grandes estructuras de colores con la forma de las seis letras del pueblo. El arreglo nuevo incluye un sistema de iluminación de manera que quienes entramos de noche no podamos perdernos el aviso. Lo que a Tongoy no se le puede escapar, sin embargo, es que el diseño y colores de esta cara, aparatosa e innecesaria nueva señalética de bienvenida es exactamente el mismo con que la Municipalidad de Coquimbo da la bienvenida a su ciudad y marca su papelería y sus vehículos .… Es el dueño marcando su propiedad.

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