Licencias de conducir para mayores
SEÑOR DIRECTOR:
Gracias por la cobertura de La Tercera sobre el tema, en la edición del 20 de septiembre. A través suyo, en mi calidad de adulto mayor y con discapacidad de movilidad, que aun así trabaja, paga impuestos y se las arregla para seguir independiente, le transmito a los parlamentarios que plantean dificultarnos la renovación de licencias de conducir, que estudien las estadísticas de siniestralidad vial y los datos de las compañías de seguros. Verán que los mayores causantes de desgracias de tránsito son, por muy lejos, los menores de 30 años, no los mayores de 65.
Un solo caso fatal con un señor de cuarta edad como causante, por triste que sea, no debe promover legislación restrictiva para todos los mayores. Por lo demás, no existe la más mínima homogeneidad en el deterioro de los mayores, ni en que ocurra, y si ocurre, ni a la edad con que comienza ni a la velocidad con que avanza, ni qué sistemas del cuerpo afecta.
La exigencia de presentar un certificado médico para renovar la licencia, le provocará responsabilidades legales al médico emisor si acaso su paciente causa un accidente grave. Así, obviamente se incentivará a los médicos a negarse a proporcionarlo. Sin certificado, no habrá renovación de licencia para nosotros.
Los legisladores bien intencionados pero mal pensantes que tengan éxito en su propuesta, lograrán así quitarnos independencia, bienestar y calidad de vida a los mayores. Nos convertirán prematuramente en dependientes, en un lastre. Pero, no se preocupen, el tiempo les castigará también a ellos con lo mismo que nos impongan a nosotros, si acaso tienen la suerte de envejecer en vez de la alternativa, o la mala fortuna de ser afectados por alguna enfermedad o discapacidad no incapacitante para conducir.
En definitiva, la responsabilidad debe caberle únicamente a los revisores psicotécnicos y a cada conductor.
Patricio Silva Barroilhet
Abogado
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