Liderazgo internacional del Presidente Piñera

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Foto: Presidencia


El Presidente Piñera está empeñado en construir un liderazgo internacional. Para un país pequeño como el nuestro es un enorme activo tener un presidente escuchado y respetado más allá de nuestras fronteras. Sin poder económico o militar, nuestra única posibilidad de tener voz en los asuntos mundiales pasa por la capacidad de formular propuestas sólidas e iniciativas serias, consistentes con nuestras políticas domésticas.

Con ocasión de la Asamblea General de Naciones Unidas, el Presidente desplegó una intensa agenda que tuvo como eje la lucha en contra del cambio climático, preparando así el terreno para la COP25 de la cual será anfitrión en diciembre próximo. Hace unos días el canciller Ribera llamó a "hacer un esfuerzo por reconocer el rol relevante que Chile y el Presidente están jugando en medio ambiente". Tiene razón, punto concedido. En sus intervenciones el Presidente marcó posición en contra del negacionismo y se puso a la cabeza de los países dispuestos a aumentar sus contribuciones para garantizar el cumplimiento de los Acuerdos de París.

El discurso del Presidente genera aplausos pero también expectativas. Una brecha demasiado grande entre éste y su política interna puede dejar al desnudo como palabras vacías su intervención en Naciones Unidas. De no mediar decisiones importantes para acortar esta brecha corre el riesgo de que el mundo, a través de miles de activistas, le represente la inconsecuencia de no firmar el Acuerdo de Escazú, continuar aprobando generadoras a carbón, mantener zonas de sacrificio o no avanzar en la protección de humedales y glaciares. Queda poco tiempo. Ojalá el Presidente y el gobierno tomen conciencia que durante unos días los reflectores del mundo estarán puestos en Chile, y nuestras inconsecuencias se pueden pagar caro. Con su impresionante capacidad de crítica, Greta Thunberg, que estará en Chile, puede hacer estragos.

El tema ambiental estará en el centro de la atención pero no es el único. Desde el Foro de Política Exterior llamamos al Presidente a liderar un acuerdo que permita una salida pacífica a la crisis de Venezuela. Lo instamos a ponerse a la altura de un Alessandri respecto de Cuba, de un Frei Montalva respecto de República Dominicana o de un Lagos respecto de Irak. Desgraciadamente, se ha insistido en una vía retrógrada e inútil: la apelación al TIAR, herencia de la Guerra Fría que no excluye la intervención militar.

Así como daba gusto ver al Presidente de Chile flanqueado por el Presidente Macron y la Canciller Merkel al intervenir sobre medio ambiente, me pareció un grave error su participación en una reunión convocada por Trump para hablar sobre Venezuela. Trump no tiene el más mínimo interés en la democratizacion de ese país hermano, y lanzar en su compañía una crítica a China por su política sobre Venezuela rompe brutalmente con la política de no alineamiento que debemos mantener en el conflicto entre las dos superpotencias.

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