Líderes en tiempos de incertidumbre
Por Bernardita del Solar, periodista, Presidenta Anmpe
En las salas de directorio de muchas de las grandes asociaciones empresariales del país suele haber una pared con los retratos de quienes las han dirigido. Y, ¿adivinen? Solo aparecen hombres. Por eso es tan buena noticia que en la última renovación de consejeros de la Sofofa hayan sido elegidas ocho mujeres, de un total de 30 puestos a llenar.
Igualmente es positivo ver que en juntas directivas de muchas empresas se estén incorporando más mujeres, como, por ejemplo, lo anunció esta semana el grupo Angelini.
También llama la atención que la figura mejor evaluada del gabinete sea la subsecretaria de Salud, Paula Daza, valorada por hacer su trabajo con la dedicación y convicción de contribuir al mayor bienestar de los chilenos, en lugar de buscar el brillo que da el poder.
Un reciente estudio hecho en 2020 en Estados Unidos, que analizó los gobiernos de 38 Estados federales, descubrió una correlación positiva entre los que eran liderados por mujeres y el número de muertes por Covid. En otras palabras, los Estados con gobernadoras tenían proporcionalmente menos fallecidos que los encabezados por hombres. Una de las razones es que el sexo del gobernador influyó en ordenar cuarentenas más tempranas.
¿Qué nos puede decir todo esto en términos del liderazgo femenino?
Algo particularmente interesante en estos tiempos tan confusos. En la literatura sobre este tema, la tesis que postula que las mujeres son líderes más efectivas en tiempos de crisis está encontrando creciente evidencia. Las mujeres navegarían mejor en aguas turbulentas porque para enfrentar una crisis se requeriría un pensamiento menos lineal, como confiar más en la creatividad, la improvisación y la intuición. Y esas cualidades son más frecuentes en las mujeres que en los hombres.
Sin duda que este es un enfoque que puede resultar polémico, pero existe creciente evidencia científica de que en tiempos de incertidumbre se buscan mujeres como considerando ciertos atributos más típicamente femeninos, como el deseo de ayudar a los demás, una mayor capacidad de equilibrar el riesgo y de resiliencia para recuperarse del fracaso.
A nivel mundial, existe ya bastante evidencia de que los países con gobernantes mujeres han manejado mejor la pandemia. No es una ley, pero muchos estudios revelan que las mujeres tienden a ejercer un liderazgo más democrático, son capaces de escuchar más, de buscar consensos, de conectarse con las emociones y de estimular la cooperación a la hora de tomar de decisiones. En cambio, las habilidades de los hombres suelen ir por otro lado. Son más individualistas e independientes, y se conectan más con la razón que con la emoción.
Todo esto también marca diferencias en los patrones de comunicación tan importantes durante una crisis, en especial en momento en los que se necesita generar confianza y contención. Y en eso, las mujeres son también más efectivas.
Por lo mismo la incorporación de más mujeres en las altas esferas de las empresas y en otros campos es una buena noticia. Ellas aportan una forma diferente de mirar y de decidir. A fin de cuentas, las habilidades de hombres y mujeres se complementan y la diversidad es fuente de riqueza.
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