Locura armamentista
SEÑOR DIRECTOR:
La columna de Moisés Naím, publicada por La Tercera la semana pasada, bajo el título “La locura armamentista” no hace otra cosa que evidenciar una regresión cada vez más acelerada a la lógica de “Guerra Fría” que muchos países, no sólo las grandes potencias, están adoptando para gestionar sus relaciones internacionales.
Además del gasto militar descrito por dicho analista, basta con observar los últimos ejercicios militares efectuados por China alrededor de Taiwán, el ingreso de dos países a la OTAN en respuesta a la invasión rusa a Ucrania o las más recientes conductas provocadoras del Corea del Norte cuyas relaciones con su vecino del sur son cada vez más tensas.
Si bien es entendible la crítica a la prioridad otorgada por los países al gasto en defensa, sacrificando otras inversiones, esos ejemplos muestran que el potencial militar disuasivo debería continuar siendo un elemento vital de la política exterior de los gobiernos. Tal vez el destino de Ucrania habría sido más benigno en caso de haber brindado más importancia a las capacidades estratégicas de sus Fuerzas Armadas antes de 2022.
César Iribarren Arsuaga
Cientista político
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