Los desafíos del futuro gobierno alemán

El próximo canciller Friedrich Merz tiene ante sí dos misiones complejas: recuperar la alicaída economía alemana, que explica en parte el ascenso de la derecha populista, y alzarse como una voz fuerte en Europa frente a Estados Unidos.
Alemania se encamina a un nuevo ciclo político, tras las últimas elecciones. Como preveían las encuestas, la CDU/CSU logró un claro triunfo y el partido de derecha populistas Alternativa para Alemania (AfD) registró un fuerte ascenso. Este último se convirtió en la segunda fuerza, duplicando la votación obtenida en los últimos comicios generales de 2021, cuando sacó poco menos de cinco millones de votos. Esta vez sumó más de 10 millones, lo que representa un 20,8% del respaldo y le dará 152 escaños en la Bundestag. Paralelamente, la socialdemocracia del canciller Olaf Scholz logró su peor resultado histórico, alcanzando solo un 16,4 % de los votos y quedando relegando a un tercer lugar, con 120 diputados. Un escenario que da cuenta tanto del desgaste sufrido por el gobierno tripartido de Scholz, como también del cambio que está atravesando la sociedad alemana.
Si bien con su triunfo Friedrich Merz se encamina a ser el nuevo canciller alemán, lo hará con un partido que, pese a triunfar en los comicios, lo hizo con una de las votaciones más bajas de su historia -solo en las elecciones de 2021 recibió una votación menor. A ello se suma que su aliado histórico, los liberales del FDP quedaron fuera de la Bundestag por no alcanzar la meta del 5% de votos. Pese a ser la elección con la mayor participación desde la reunificación alemana, las preferencias de los nuevos votantes no se inclinaron por los partidos tradicionales, sino por la AfD y el partido La Izquierda, que sumó casi un 9%, en su mejor desempeño histórico. Todo ello plantea un claro desafío para el futuro canciller quien deberá pactar con los socialdemócratas y eventualmente Los Verdes para lograr una mayoría, que le dé cierta estabilidad a su gobierno.
Sin embargo, las evidentes diferencias entre Merz y el SPD adelantan una difícil convivencia y un gobierno que probablemente no tendrá la fortaleza que se requiere para un escenario complejo como el que está viviendo actualmente no solo Alemania, que enfrenta un severo estancamiento de su economía, sino también toda Europa, tras las crecientes tensiones con el gobierno de Donald Trump y la amenaza latente de Rusia. Merz tiene el desafío de alzarse como una voz firme en el contexto europeo, donde las principales naciones del continente enfrentan escenarios políticos complejos y respaldos frágiles, como es el caso del segundo gran pilar de la UE, Francia. En el primer gobierno de Donald Trump, Angela Merkel, la histórica rival política de Merz en la CDU, fue el contrapeso del Presidente de EE.UU. en Europa. Queda por ver si Merz asumirá ese rol.
Pero más allá del papel internacional que deberá asumir el futuro canciller en un mundo donde se están poniendo en cuestión las alianzas surgidas de la posguerra y el orden nacido tras 1945, Merz tendrá un desafío interno aún mayor, superar el estancamiento del país. El avance de la AfD, cuya principal base de apoyo está en la ex Alemania del Este, es un claro producto de ello. Explicar el apoyo a la AfD solo por temas migratorios o reclamos de seguridad es un error. Detrás de ese fenómeno existe un evidente sentimiento de postergación de un sector de la sociedad alemana. Un mal diagnóstico solo puede terminar profundizando las tensiones internas. Por ello, la principal misión del futuro gobierno será volver a poner en marcha la economía alemana, solo así será capaz de recuperar el peso del país en el contexto mundial.
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