Los ninis y la seguridad
Por Rolf Lüders, economista
Gabriel Boric ha optado por la seguridad y el control de la pandemia como prioridades para los 100 primeros días de su gobierno. La seguridad es un concepto muy amplio -que por cierto excede en mucho lo que normalmente se entiende por orden público- e incluye el control de daños físicos y psicológicos que puedan afectar el bienestar de las personas. Se necesita seguridad para permitir la realización de las aspiraciones personales y sociales y -qué duda cabe- en Chile ya no la tenemos.
El restablecimiento de la seguridad requiere acciones en muchas áreas, incluyendo por cierto en la salud, en la vivienda, en las pensiones y en el orden público. Pero también, aunque parezca extraño, en las regulaciones del mercado laboral. Son estas últimas las que -complementando medidas de orden público- más pueden contribuir en el corto y mediano plazo a la reducción de la informalidad y de la delincuencia, que parece estar desatada.
La criminalidad y la informalidad (manifestada entre otras formas por el comercio callejero) reflejan la falta de oportunidades de trabajo de calidad en el país. Según el INE, hubo en Chile en 2021 más de 360.000 ninis, es decir, personas que -teniendo entre 15 y 24 años- no trabajaban ni estudiaban. Y Gómez (2016) estimaba que hace unos cinco años, es decir antes del estallido social y de la pandemia, los ninis, definidos eso sí para un rango más amplio de edad, de 15 a 29 años, bordeaban los 800.000. Estos ninis constituyen un enorme contingente de personas que fácilmente pueden ser reclutadas y/o convocadas -y seguramente ya lo son- para tareas ilícitas, como el narcotráfico y la violencia asociada a la política.
Pues bien, la reducción y eventual eliminación de ese contingente de personas sin trabajo mediante un adecuado programa de empleo, generará, como lo sugiere el libro de Velasco y Huneeus (2011), una significativamente mayor igualdad en la distribución de los ingresos. En efecto, en Chile, en las familias de bajos ingresos, los desempleados son una proporción mucho más alta de las personas en edad de trabajar que en aquellas de alta renta.
En el corto y mediano plazo, la forma más efectiva de generar empleos, incluyendo para los ninis, es -además de crecer económicamente- modificando las instituciones que actualmente conforman el mercado laboral. Habrá que reemplazar definitivamente el salario mínimo por un ingreso mínimo, y los pagos por indemnización por años de servicio, por un remozado seguro de desempleo. Hay recientes propuestas de reforma laboral, comprensivas y muy valiosas, como aquellas del Centro de Políticas Públicas UC y las de la Sofofa, que constituyen una base muy útil para definir un efectivo programa de empleo, sin el cual difícilmente se podrá generar pronto un estado de seguridad en el país.
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