Mañana será otro día
Por Rolf Lüders, economista
Chile se encuentra -en materia económica- en una situación contradictoria. Estamos teniendo espectaculares niveles de consumo, que muchos parecen pensar se pueden mantener y aumentar en el tiempo. Sin embargo, las perspectivas de crecimiento económico son muy bajas y no lo permitirán, a menos que se mejoren significativamente las expectativas de inversión.
Como lo expresó un conocido comentarista, la mayoría de los ciudadanos están saliendo a comprar y comprar, como que el mundo se fuese a acabar. Y así podría ser, en un sentido figurativo, dado que si seguimos en la actual trayectoria, más pronto que tarde, el país agotará sus ahorros acumulados, como también sus posibilidades de endeudamiento. En un país empobrecido, el despertar de esta fiesta puede resultar ser muy rudo.
El Fisco -al presentar un presupuesto en línea con su gasto pre pandemia- ha dado un primer y valioso paso para revertir la situación descrita. El rechazo al cuarto retiro de los fondos de pensión, que al menos ahora es una posibilidad, podría ser otro paso en la misma dirección. También lo es la votación de la Convención Constituyente que reconfirmó, en cierto modo, que las disposiciones del proyecto de nueva Constitución deben contar con la aprobación favorable de los 2/3 de los convencionales constituyentes.
Pero lo anterior no es suficiente. El resultado de la elección de mayo de este año de una Convención inclinada a favorecer cambios -más bien radicales- en la institucionalidad existente, deterioró definitivamente el clima de inversión en Chile. El cambio de expectativas fue muy notorio y -dada la situación política local- no será fácil de revertir para recuperar previos niveles de inversión. En efecto, en mayo de 2021, la bolsa chilena se ajustó notoriamente a la baja, el dólar -que bordeaba los 700 pesos- inició su ascenso, y la trayectoria de la tasa de interés se desacopló de aquella de los documentos correspondientes en EE.UU. Además, en esa época y después, varias empresas extranjeras importantes anunciaron el cese de sus actividades y/o la venta de activos en Chile.
Sin embargo, es posible caminar y al mismo tiempo mascar chicle. En respuesta al malestar que sentía una buena parte de la población en 2019, debemos avanzar hacia una sociedad más inclusiva, sin destruir en el intento, como ha sucedido en Venezuela, la economía.
Las instituciones que -en una democracia liberal- conjugan crecimiento e inclusión, son conocidas y son similares a aquellas vigentes en países como Nueva Zelanda, Portugal y Noruega, y no son parecidas a las existentes en otras naciones como la ya mencionada Venezuela o Cuba. ¿Podremos superar el populismo existente y perfeccionar nuestra institucionalidad económico-social para retomar la senda al desarrollo? ¿Podrá mañana ser otro día?