Marzo como oportunidad
La última semana de febrero solía anunciar el regreso a la normalidad de marzo. La vuelta a los colegios, el retorno de quienes estaban de vacaciones, los tacos, la rutina del año iniciándose.
Pero todo en este verano ha sido diferente. Febrero se despide con un Festival de Viña completamente distinto a los anteriores. Y este marzo marca el comienzo de un año crucial en un clima cargado de tensión. Hemos visto noticias sobre el auge de las empresas de seguridad y los preparativos de los lugares más expuestos para protegerse de posibles destrozos.
Pero marzo -si lo tomamos como la gran oportunidad que es- podría recapturar el sentido de cambio positivo que nos pueda unir. Un atisbo de eso me pareció ver al final de la secuencia sobre el 18-O de Kramer, ante una receptiva Quinta Vergara e impresionantes niveles de sintonía en TV.
Cuando se venía el plebiscito del 88, la Concertación tuvo el acierto de crear una visión de un destino que movilizara y uniera. “La alegría ya viene” encarnó el sentido de una sociedad que incluiría a una gran mayoría, que dejaría atrás el odio y la violencia. Así, la duda dio paso al entusiasmo. Evidentemente, en los 30 años que siguieron hubo éxitos y falencias, y hoy estamos nuevamente en un momento crítico. Pero esa visión de futuro fue lo que convocó y facilitó la decisión de internarse en terreno desconocido.
Ahora estamos en otro umbral y toca elaborar esa imagen palpable de un destino compartido. Hasta ahora, hay 11 marchas anunciadas para marzo en el calendario que circula en redes sociales. Paralela corre la actividad del Congreso, con muchos temas que están entre las demandas ya en tabla. Estamos a dos meses de un plebiscito que requiere una amplia participación de la ciudadanía, para que el proceso que hemos emprendido tenga legitimidad duradera. Estamos todas y todos juntos involucrados en un hito que marcará nuestro futuro. Necesitamos vislumbrar un sentido de comunidad más allá de las diferencias. Los que tienen visibilidad deben dar el ejemplo de que es posible entenderse.
Soñando en voz alta, me gustaría ver este marzo a los talentos de la sociedad civil, política, academia y empresa sumarse en una enorme corriente creativa, una fuerza transversal de distintas generaciones enfocada en visualizar cómo avanzar hacia una sociedad basada en el buen trato, que incluya a quienes han sido o se sienten excluidos. Me gustaría verlos conversar, que pueden atravesar barreras, entenderse y trabajar juntos.
Si toda la atención está centrada en el enfrentamiento violento y los daños a las personas y al patrimonio, es inevitable el desaliento y el aumento de la tensión.
Las mujeres podemos liderar también este camino en un mes emblemático para nosotras. Queremos recorrer el camino de los cambios que nuestra sociedad necesita, pero para que todos se incorporen y se sientan parte, necesitamos hacer visible la salida. Las sociedades avanzan hacia una visión de futuro. Debemos poner el foco ahí. Marzo puede ser la oportunidad. No la perdamos.
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