Más allá de Chicago, Hayek vs. Keynes

Chile economía


Nadie podría desconocer el rol de algunos exalumnos de Chicago en el diseño de las políticas públicas implementadas durante la dictadura en Chile, y que siguen hasta hoy. Sin embargo, coincido con Donoso y coautores, en columna de hace unos días, en que el mito de Chicago es algo exagerado. Primero, porque hay una serie de personas que tuvieron tanto o más responsabilidad en la implementación de dichas políticas y no estudiaron en Chicago; y segundo, porque quien realmente es el autor intelectual de los principios del “experimento neoliberal” es el filósofo, jurista y economista austríaco Frederick Hayek.

Hayek visitó dos veces Chile en dictadura, en 1977 y en 1981, y envió directamente al gobierno una copia del último capítulo de su libro Law, Legislation and Liberty Vol. 3, llamado “A Model Constitution” (Caldwell y Montes, 2015). Hayek ya había trabajado sobre cómo constitucionalizar sus ideas, y es quien vio la oportunidad de constitucionalizarlas en Chile. En ese sentido, el neoliberalismo chileno no es exactamente el mismo que en el resto del mundo; el nuestro está en la Constitución. De hecho, Margaret Thatcher en 1982 le escribe a Hayek una carta que señala: “en Gran Bretaña, con nuestras instituciones democráticas y la necesidad de un alto grado de acuerdo, algunas de las medidas adoptadas en Chile son bastante inaceptables. Nuestras reformas deben estar en línea con nuestras tradiciones y nuestra Constitución”.

En términos generales, Hayek no entiende la libertad como la democracia, más bien plantea la idea de “democracia limitada”, y no tiene un compromiso con las ideas “liberales”. El principal principio de Hayek es que exista una política que deliberadamente adopte al mercado, la competencia y los precios como principios gobernantes; y que se creen las leyes para proteger esto y limitar la deliberación democrática.

En cambio, John M. Keynes, principal opositor a Hayek en esos años, planteaba que el gobierno tenía una gran responsabilidad en la economía y la sociedad, que la economía era un instrumento para que todos alcanzaran la seguridad financiera. Keynes creía que el acceso a trabajo garantizaba la independencia de pensamiento y por lo tanto una verdadera democracia. Éste participaba también del Grupo de Bloomsbury, junto a artistas y escritores(as) como Virginia Woolf. El grupo señalaba que una buena economía era fundamental para el bienestar y la realización humana, tanto como el arte y la literatura.

Una nueva Constitución podría efectivamente terminar con el experimento neoliberal, cuyo autor intelectual es, en realidad, Hayek. Suena rimbombante, pero se trata simplemente de recuperar la democracia y la buena economía, esa que tiene como objetivo principal el bienestar humano, para la sociedad.