Más allá de la pandemia: cuando el financiamiento no alcanza para todos

Ciencia


¿Qué hemos aprendido en materia científica en estos siete meses de pandemia? Claramente es una pregunta que la mayoría de los investigadores nacionales nos hemos planteado en algún momento, desde que el gobierno anunció la llegada de un enemigo silencioso a Chile: el Covid-19. Sin duda, la respuesta indiscutida es que no estábamos preparados para hacer frente a un virus que revolucionó al mundo y con el cual debemos aprender a convivir. Pero, ¿qué necesitamos para avanzar por un escenario más auspicioso? Muy importante: mayor inversión en ciencia y potenciar la investigación en regiones, según los requerimientos de salud a lo largo del país.

Actualmente las noticias científicas están centradas en encontrar alguna terapia efectiva o en producir una vacuna en tiempo récord, que permita a la población mundial volver a la “normalidad”, sin duda, acciones fundamentales.

En nuestro país, esto ha conllevado mantener en un segundo plano la progresión de estudios que dependen de la continuidad de financiamiento para seguir avanzando, en especial aquellos que tienen poca vinculación con la pandemia.

La crisis sanitaria ha afectado a los proyectos de I+D en nuestro país. Son innumerables los profesionales y centros de investigación a lo largo de Chile que han debido replantear su funcionamiento. Esto ha llevado a realizar cambios de planificación, que ponen en riesgo la obtención de resultados de proyectos en curso. Además de generar incertidumbre por el futuro de investigaciones destinadas a entregar soluciones a distintos segmentos de la población, que esperan nuevas terapias y estrategias para combatir patologías que afectan la salud y calidad de vida de los chilenos, como la obesidad, diabetes, patología cardiovascular, cáncer y enfermedades neurodegenerativas.

Cabe entonces preguntarse, ¿qué pasará después del Covid-19? ¿Acaso la investigación debe ser estacional y sólo tributar a crisis sanitarias singulares?

Son muchos los investigadores que han debido “reinventarse” en materia científica para continuar con las actividades de sus laboratorios… Sin embargo, no todos lo han conseguido. La actividad de investigación del país se ha desarrollado con escaso presupuesto, y ahora junto con la pandemia se ha “enfermado” gravemente: ha ocurrido una mayor disminución de presupuesto, cambios inesperados de planificaciones, se han detenido las becas de formación en el extranjero y el futuro es incierto de saber cuándo se retomarán proyectos destinados a entregar soluciones de salud global a los chilenos.

Max Planck Institute of Colloids and Interfaces in Potsdam

Es de conocimiento general que el grupo de mayor riesgo -y que ha cobrado más vidas por el COVID-19- lo constituyen los adultos mayores, personas que con el paso de los años manifiestan hipertensión, diabetes, cáncer y enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer y Parkinson, entre otras. Por lo tanto, además de no entorpecer los avances de proyectos en curso, se hace aún más relevante el aumentar el presupuesto destinado a I+D.

Descentralizar la actividad científica nacional -y potenciar la investigación a partir de cada región de nuestro país- es un objetivo que debemos garantizar en beneficio del desarrollo económico, político, cultural y social de Chile.

En este sentido, es importante destacar que uno de los logros más comentados durante este período de pandemia, lo ha constituido el gran número de laboratorios Covid-19 que se han dedicado, sin descanso, al diagnóstico de la patología. Sin embargo, debemos señalar que muchos de los laboratorios que participan actualmente de esta red, fueron levantados a pulso, por los académicos investigadores de las diversas regiones -muchas veces olvidados por el centralismo de nuestro país- y, sobre todo, por el exánime presupuesto al cual se puede acceder.

Creemos que la contingencia actual ha evidenciado a nivel mundial lo necesario de contar con ciencia de primer nivel y que esto debe potenciarse con prioridad en cada nación. El papel que juega la investigación en el continuo desarrollo de los países con fuerte inversión en ciencia es ampliamente reconocido. El cómo estos países han logrado ponerse en la vanguardia durante la crisis sanitaria del Covid-19 sólo ratifica los múltiples beneficios del contar con la misma. Chile debe procurar contar con políticas de fortalecimiento de la investigación, más allá de la contingencia.

¿Y los recursos?, se preguntarán. Basta con revisar los indicadores de Israel, Corea del Sur o Singapur 20 años atrás y darse cuenta dónde están ahora. Contar con ciencia de primer nivel debe ser una prioridad para cada país, con o sin pandemia.

* Director Centro de Envejecimiento y Regeneración, CARE Chile UC, y Centro de Excelencia en Biomedicina de Magallanes, CEBIMA. Premio Nacional de Ciencias Naturales 2008.