Más allá del encierro
Por Pablo Allard, decano de la Facultad de Arquitectura y Arte UDD
Como ya es tradición, haremos recuento de los principales hitos urbanos en 2020. Sin duda este año fue distinto; la ciudad y las bondades de la vida urbana nos fueron arrebatados, no solo por la violencia de encapuchados, narcos y portonazos en algunos barrios, sino a todos por igual con el Covid y el mal llamado “distanciamiento social”.
La ciudad fue protagonista, contenedor, refugio y también prisión ante la pandemia, evidenciando el hacinamiento de millones que con dificultad sobrellevaron las cuarentenas; en especial las cerca de 500 mil familias allegadas en nuestro país, de las cuales más de 21 mil fueron expulsadas a tomas y campamentos por no poder pagar el arriendo o temor al contagio.
Si miles no pudieron pasar las cuarentenas en sus casas, millones siquiera pudieron hacerlo en sus barrios. Lo que quedó manifiesto en los informes de movilidad de la UDD, que comprobaban que el mercado laboral y la falta de equipamiento en los barrios obligaron a muchos a vivir en una ciudad de más de 120 minutos de viajes al día, en lugar de los 15 minutos a los que aspiramos.
Más allá de estas urgentes constataciones, la ciudad también mostró su resiliencia y signos de esperanza. El primero fue ver cómo se aprovechó la cuarentena para adaptar los centros de comercio y servicios con distanciamiento físico para el reencuentro social. Desde Chillán hasta Arica se recuperaron calzadas y ampliaron aceras para poner a las personas en el centro del espacio público. Ello vino acompañado del crecimiento de la movilidad activa. En ciudades como Rancagua, la construcción de ciclovías generó tasas de crecimiento del flujo de ciclistas de un 100% por año en ejes urbanos, y en tramos intercomunales del 30% durante los últimos cuatro meses.
El triunfo del teletrabajo también será un aliciente para las ciudades intermedias, muchas de las cuales han recibido de vuelta el capital humano que trabajaba o estudiaba en las grandes urbes, abriendo oportunidades para mejorar la calidad de vida de antiguos y nuevos residentes.
Las grandes ciudades y centros urbanos seguirán siendo polos de actividad, pese a la quiebra de entrañables comercios locales, destacando los esfuerzos de reconstrucción y resiliencia de vecinos y autoridades en los barrios destruidos por los encapuchados, así como recuperación de las terrazas, aceras y espacio público por parte del rubro gastronómico. También debemos destacar la reconstrucción del Metro de Santiago luego de los cobardes ataques del 2019, los avances en ferrocarriles y la tan esperada licitación de parte importante de los servicios de Red Metropolitana.
Pero la noticia más importante que nos deja este año es el anuncio reciente del Presidente de US$ 2.600 millones para iniciar la construcción de más de 280 mil viviendas el 2021. Esperanza y desafío, no solo porque el ministro Ward se ha jugado por incluir el acceso universal a la vivienda en la nueva Constitución, sino porque ha quedado demostrado que el soporte de nuestras vidas post-Covid es y será el hogar digno en una ciudad más integrada y sana.