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Por Carolina Goic, senadora

Mediante una cadena nacional realizada el pasado miércoles en la noche, el Presidente Sebastián Piñera anunció como nuevas las que, en esencia, son las mismas propuestas en pensiones que contiene el proyecto del ley ya ingresado a fines del año 2018, engrosado con los cambios acordados y aprobados por la Cámara de Diputados a fines de enero de 2020. Con esto, el propio Presidente da por desechada su promesa de “cirugía mayor” al sistema.

Salvo el incremento del Pilar Solidario para las personas de 65 años y más, pasando de un 60% a un 80% de cobertura, que por cierto es una aspiración de todos en la línea de ampliar a la gran mayoría de la población el beneficio creado por la Presidenta Bachelet en 2008, no se observan mayores novedades en la alocución presidencial, por lo que tendremos que ver las indicaciones que se hagan llegar para analizar la extensión de cada una de ellas.

De todas formas, considerando lo expuesto y los mensajes entregados en ese discurso, es posible efectuar algunas reflexiones:

1.- Al señalar como un logro el incremento de las prestaciones solidarias a fines del 2019, el Mandatario olvida que ello fue resultado del acuerdo promovido por parlamentarios de distintos sectores de la oposición y gobierno. Reconocer el trabajo en equipo, en beneficio de los pensionados, engrandece.

2.- El Presidente pasa por alto todo el esfuerzo realizado durante el año 2020 por las y los senadores de la comisión de Trabajo y Previsión Social, donde casi alcanzamos un acuerdo amplio que respondía a las necesidades de la gente en base a un sistema de seguridad social pleno, es decir, mixto en lo contributivo y con reformas profundas en la industria de las AFP, cuya legitimidad ha sido, con razón, fuertemente cuestionada por la ciudadanía en las manifestaciones sociales de los últimos años.

3.- El Presidente elude los temas de fondo, pues no se reconoce un espacio adecuado a un componente del pilar contributivo de carácter colectivo y solidario. Del total de cotizaciones propuestas, 16%, solo un 3% se destina a ese fin, lo que demuestra que la solidaridad intergeneracional no sería una preocupación de nuestro gobernante, como tampoco los equilibrios de género, salvo el aumento en 0,2 UF para las pensionadas con más de ocho años de cotizaciones que ya estaba contemplado al aprobar el proyecto en la Cámara de Diputados. Todas las mujeres que no cumplen con este requisito, que son muchas, quedan fuera.

4.- Habrá que conocer el informe financiero y el que debe emitir el Consejo Consultivo Previsional para determinar cómo se relacionan las distintas fuentes de financiamiento para asegurar las prestaciones. Del análisis efectuado con la información existente, se determina que se construyen las pensiones con los recursos que hay en la cuenta individual y, con posterioridad, entra a tener responsabilidad fiscal en el financiamiento solidario, es decir, se endosa a los próximos gobiernos una pesada “mochila”, pues tendrían que hacerse cargo de la generación de ingresos permanentes para mantener los beneficios.

Es consecuencia, se mantiene y fortalece la capitalización individual, generando un ente público poco robusto, una participación social débil y unos beneficios contributivos solidarios bajos. Entonces, salvo el incremento del Pilar Solidario, se esfuma la promesa de una cirugía mayor al sistema, junto con un llamado vacío a un gran acuerdo nacional. La nula capacidad de diálogo del Presidente, quien ahora improvisa medidas sin respaldo financiero, nos ha hecho retroceder un año, pese a la voluntad permanente que desde la oposición hemos tenido para avanzar en el tema social más sensible para las y los chilenos.

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