Meritocracia vs. diversidad



SEÑOR DIRECTOR

El tema de la diversidad social y cultural respecto a la meritocracia subyace en la propuesta que hace el Ministerio de Educación y el Presidente de la República, al apuntar a la creación de más de 350 colegios de excelencia.

Uno de los propósitos de la educación es formar estudiantes capaces de convivir e interactuar con la diversidad social, cultural, económica, religiosa, étnica, de género, etc., que caracteriza a nuestra sociedad. Esto se acrecentará en la medida que nos insertemos en el mundo globalizado y se abran puertas a la inmigración.

A mi parecer, las instituciones educacionales, al seleccionar estudiantes según su mérito y rendimiento escolar, y separarlos del resto de sus compañeros, están desoyendo ese objetivo central.

Esta afirmación está avalada por investigaciones de académicos internacionales y por la propia Unesco, que sostiene: "las políticas públicas, particularmente en educación, les corresponde transformar la diversidad cultural en un factor de entendimiento y no en uno de exclusión social".

Abordar la diversidad cultural en el aula nos introduce en un arcoíris de singularidades culturales, con la consiguiente interacción e interrelación que generan.

La denominada Ley Machuca apunta a este propósito. Sin embargo, este objetivo constituye un gran desafío para la educación, dada la segmentación y fragmentación que vive la educación, como lo hizo notar la OCDE ya en 2004.

Abraham Magendzo K.

Académico UAHCPremio Nacional de Educación 2017

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