Mesa técnica de pensiones
SEÑOR DIRECTOR:
La mesa técnica de pensiones presentó tres recomendaciones fundamentales: implementar mecanismos de solidaridad que incluyen el bono tabla para igualar las pensiones entre hombres y mujeres y garantizar una pensión mínima a quienes hayan cotizado al menos 10 años; mantener la estructura actual de la industria de administración de pensiones, proponiendo la licitación de stock de afiliados como solución a problemas de competencia derivados de la inercia de los afiliados; y que la expansión de la Pensión Garantizada Universal (PGU) no puede llegar al 100% de cobertura debido a su alto costo fiscal, por lo que se sugiere vincularla a un parámetro objetivo para evitar su manipulación política, garantizando así su sostenibilidad.
Una reflexión del análisis de los técnicos es la confirmación de que los problemas de las tasas de reemplazo no están en la población de más bajos ingresos, donde la PGU ha aumentado considerablemente las tasas de reemplazo (incluso sobre el 100%), sino que más bien se encuentran en la clase media y la clase media acomodada. Esto implica que el problema de las pensiones, dadas las restricciones de un país en vías de desarrollo como Chile, está comparativamente bien tratado por la PGU para el 60% de la población de ingresos más bajos. El problema es para la población de mayores ingresos, del 70% hacia arriba, quienes efectivamente tienen tasas de reemplazo más bajas.
En este contexto, dado el cambio que ha significado la PGU, es clave vincular cualquier mejora en beneficios, ya sea en términos de solidaridad u otro criterio, con incentivar cotizaciones más prolongadas y mejorar tasas de reemplazo, especialmente para aquellos con más de 10 años de cotización. El foco de la reforma de pensiones, por tanto, debe cambiar de un énfasis centrado principalmente en mejorar el pilar solidario y volverse a incentivar fuertemente las cotizaciones individuales, que son clave para que las personas tengan una mejor pensión y para que el sistema sea sostenible.
Lamentablemente, dado el ciclo político, se sigue con los eslóganes: “las pensiones no pueden esperar” o “seguimos 15 años esperando una reforma de pensiones”, como si estuviéramos en el escenario pre PGU. Ojalá en este debate se escuche finalmente la voz de los técnicos, se vele por los intereses últimos del país y no se siga con cálculos electorales mezquinos de corto plazo.
Mauricio Villena
Decano de la Facultad de Administración y Economía UDP
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