Minería: un espacio para la inclusión y el desarrollo
Por Paola Huenumán, presidenta de la Red de Ingenieras en Minas de Chile
Casi un 30% del cobre mundial se produce en Chile y durante los últimos 30 años, el país se ha transformado en un ejemplo de clase mundial en materia minera. No es casual que la certificación internacional Copper Mark que mide parámetros de sustentabilidad en la producción minera se haya aprobado ya en cinco faenas a nivel nacional.
La industria ha transitado hacia la construcción de una minería más sustentable e inclusiva, pero claramente queda un largo camino por recorrer. Más aún si consideramos que la crisis climática nos pone nuevos desafíos, donde como sector tenemos que realizar una rápida transición energética no solo a nivel productivo, sino también migrar hacia la incorporación de tecnologías limpias que mejoren nuestra calidad de vida. Es justamente en este punto donde nuestros minerales, sobre todo el cobre y el litio, son protagonistas para la producción de autos eléctricos y energías no contaminantes.
La certificación internacional obtenida por algunas de las faenas mineras más importantes de Chile no es otra cosa que una respuesta a la revolución industrial 4.0, iniciada hace ya varios años, que implica una mayor digitalización, automatización y Centros de Operación Integrada, tecnología que permite operar maquinaria a kilómetros de distancia de una mina acercando el lugar de trabajo a las personas y a su vez, favoreciendo la corresponsabilidad familiar tanto en hombres como mujeres.
Este espacio de transformación y diversidad que ha impulsado la industria es un avance significativo. De acuerdo con el Consejo de Competencias Mineras, la minería es uno de los únicos sectores económicos que logró crecer en participación femenina a pesar de la pandemia, aumentando tres puntos porcentuales en el total de participación de mujeres en este periodo, alcanzando 11,8%. Hoy, más del 90% de las compañías mineras y proveedoras declara tener una política formal de inclusión y diversidad con foco en género.
Desde la Red de Ingenieras de Minas de Chile (RIM-Chile) sabemos que podemos incidir decididamente, promoviendo políticas que permitan compatibilizar la vida familiar con la laboral; alcanzar igualdad de remuneraciones frente a un mismo cargo y competencias; y aumentar la participación femenina. Solo de esta manera lograremos un ecosistema minero más diverso, inclusivo y preocupado por su entorno.
El lunes 20 de diciembre venció el plazo para la presentación de indicaciones al proyecto de ley de royalty en el Senado, donde se recibieron las propuestas de los honorables senadores Guido Girardi y Yasna Provoste.
Como Red de Ingenieras de Minas valoramos positivamente la intención de revisar el aporte tributario de la industria minera y creemos que es justo proponer la distribución de rentas en las regiones y comunas en las que se lleva a cabo la actividad. Asimismo, estimamos que es razonable que parte de estas riquezas sean destinadas a innovación, ciencia y tecnología, toda vez que estas actividades son las que logran un desarrollo integral de largo plazo.
Sin embargo, planteamos nuestra preocupación en las indicaciones sobre el tributo, pues podrían ser un riesgo para la competitividad y el aporte de la industria en el largo plazo. Si bien las indicaciones propuestas en el Senado moderan notablemente lo realizado en la Cámara, aún se mantiene imprecisiones y dudas sobre el funcionamiento de la institucionalidad, que podrían generar un retroceso significativo en términos de competitividad internacional. Además, no considerar la interacción con otros impuestos que paga la industria minera corre el riesgo de dejar a Chile sujeto a una tasa impositiva efectiva superior a la de sus principales y más cercanos competidores en la región, afectando la explotación de minas existentes y comprometiendo la generación de capacidad nueva.
La industria minera es un negocio cíclico, de largo plazo y con heterogeneidad en sus actores y retornos económicos. Por lo anterior, creemos que es necesario que los instrumentos impositivos al sector consideren esta realidad y, particularmente, la capacidad de pago de los distintos actores mineros y sus aportes más allá de lo estrictamente tributario.
Chile es un país con una tradición minera centenaria, que durante las últimas décadas logró consolidar una posición ventajosa y competitiva en la industria minera internacional, lo cual debe ser cuidado y equilibrado de modo que todos los actores involucrados reciban los beneficios generados por nuestros recursos naturales.
Como mujeres que participamos activamente de la industria minera, intentamos estar presentes en la Convención Constitucional para presentar nuestros puntos de vista. Lamentablemente, el sorteo no fue favorable para nosotras. De todas maneras, haremos llegar nuestras ideas por otras vías y medios de comunicación, para así lograr que nuestra nueva Constitución promueva una minería más inclusiva, más sustentable y que se enfoque en la lucha contra el cambio climático.