Muchas derechas: diversidad y unidad
Por Diego Schalper y Luis Pardo, diputados
El profesor Hugo Herrera señala que habrían “dos derechas”: una “económica” y una “política”. Respecto de la primera, tiene una mirada particularmente crítica, y respecto de la segunda una aproximación especialmente benevolente. Pensamos que la realidad, tanto en la teoría como en la práctica, es algo más compleja.
La acción política consiste en el desafío de movilizar a las personas, a las comunidades, a la sociedad, hacia un horizonte específico, que se construye desde los principios que se profesan y el diagnóstico que se tiene de la coyuntura actual. Se trata de un desafío complejo, que necesita poner en común distintas miradas y aproximaciones que comparten pisos mínimos, en lugar de descalificarlas a priori.
No reconocer la contribución que han hecho los planteamientos económicos y sociales de la centroderecha en el desarrollo que ha tenido Chile los últimos 30 años resulta tan deshonesto como conceder acríticamente dichos planteamientos, eludiendo la tarea de mejorar nuestro modelo de desarrollo en los tiempos que corren. Dicho de otro modo: más que confrontar distintas posiciones políticas en la centroderecha, lo que se requiere es complementarlas, de manera de tomarse en serio lo que significa adoptar políticas que sean financieramente sostenibles (lo que conoceríamos como “solidaridad intergeneracional”) y, al mismo tiempo, saber interpretar los anhelos y demandas de la ciudadanía sin aferrarse a modelos preestablecidos. La pugna dialéctica entre “economicistas ortodoxos” y “populistas entreguistas” puede ser muy persuasiva y útil para ciertos propósitos políticos de corto plazo, pero es ajena y contraproducente al desafío que tiene ChileVamos.
Hoy la centroderecha -como pocas veces en el último tiempo- presenta un inédito grupo de dirigentes, centros de pensamiento, espacios de formación, movimientos estudiantiles e iniciativas de la sociedad civil, que se expresan desde distintos puntos de vista y líneas de pensamiento. Los hay liberales, conservadores, republicanos y socialcristianos, entre otros. Reducir y encasillar esa diversidad en dos bandos es antojadizo e irreal. Un camino más adecuado es el de trabajar arduamente por poner estas “muchas derechas” en común, propiciando algo que a nuestro sector le resulta hostil muchas veces; a saber, dialogar puertas adentro y no solo por la prensa, dar con diagnósticos y planteamientos comunes, y articular proyectos políticos complejos, capaces de responder a la nueva sociedad que emerge de los anhelos, miedos y angustias de la ciudadanía pospandemia y post 18 de octubre. Lo anterior solo será posible con honestidad intelectual, humildad, ánimo unitario y arduo trabajo intelectual y político. No hay atajos, pues sin esta unidad en la diversidad, poco destino tienen las ideas de la centroderecha en Chile (las económicas, las políticas y las sociales).
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