Mujer y la crisis Covid-19

Jacinda Ardern.
Jacinda Ardern.

Desde el comienzo de la crisis sanitaria varios medios de comunicación internacionales han notado el vínculo que existe entre las líderes políticas femeninas y la efectividad del manejo de la crisis Covid-19. Entre éstos, Dinamarca, Finlandia, Noruega, Islandia, Alemania, Nueva Zelanda, y Taiwán muestran, por ahora, evidencia de haber manejado la crisis con los menores costos en vidas y sociales.

Esto se ha atribuido a las características que tradicionalmente se aplican al comportamiento femenino, tendencia a cuidar a los otros, menor aversión al riesgo, empatía, comportamiento colaborativo, entre otros. De hecho, recientemente se encontró que los fondos de cobertura (hedge funds) liderados por mujeres han evitado mayores pérdidas que los manejados por hombres en la crisis del coronavirus (Financial Times, 31 mayo, 2020). No se sabe muy bien por qué, pero expertos de la industria sugieren que las gerentes femeninas fueron ser más hábiles para evitar pérdidas porque reaccionaron tempranamente cuando los mercados bursátiles comenzaron a tambalearse a fines de febrero.

Adicionalmente, también sabemos que las mujeres lideran en todas las áreas de servicios sociales en la economía, son más del 60% de los trabajadores de la salud, por ejemplo. Así y todo, éstas están subrrepresentadas en puestos de poder político y económico, especialmente en Chile. A pesar de que ha aumentado la participación laboral femenina, las mujeres desempeñan la mayor parte del trabajo doméstico. De hecho, en una encuesta sobre uso del tiempo que hicimos recientemente (Sanhueza, Cazzuffi, Sandoval y Rosales, 2020) se muestra como el efecto de las cuarentenas ha casi duplicado las brechas en horas dedicadas a esto al interior de los hogares biparentales.

Una interpretación alternativa al efecto de “ser mujer” en el manejo de la crisis es que tener representantes mujeres en puestos de poder es también el reflejo de sociedades en donde estas características (cuidado, colaboración, empatía, baja aversión al riesgo, entre otras) son también más valoradas. Efectivamente, la presencia de países escandinavos, que siguen regímenes socialdemócratas, refuerza este argumento. Otro argumento es que estos países tienen también políticas de participación inclusivas en la toma de decisiones, que hacen que las mujeres estén mejor representadas. Sea cual sea el motivo, es importante visibilizar el problema: las mujeres lo están haciendo mejor en el manejo de las crisis, pero hay pocas mujeres para manejarlas.

Si queremos más mujeres en puestos de poder, es importante generar políticas que por un lado mejoren la inclusión de éstas en las mesas donde se toman decisiones y, por otro lado, mejoren la distribución de la carga de los cuidados y el trabajo doméstico al interior del hogar, haciéndolo una responsabilidad de todos(as).

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