¿Necesitamos cambiar la regla fiscal?
Por Manuel Agosin, FEN Universidad de Chile
En las últimas semanas se ha suscitado un debate acerca de la utilidad de la regla fiscal, que requiere que los gastos del fisco se atengan a los ingresos tributarios cíclicamente ajustados (o “estructurales”) y no a los ingresos de cada año. Algunos comentaristas encuentran que es necesario modificar la regla; otros que, como no se cumple, debiera eliminarse o reemplazarse con algún otro criterio de sana política fiscal. La regla a la que el Fisco supuestamente viene adhiriendo desde 2000 podríamos caracterizarla como una política acíclica. Vale decir, a través del ciclo económico (y del precio del cobre) el presupuesto fiscal debería estar balanceado (ni arrojar superávits ni déficits). En su ausencia, el Fisco gastaría más en años en que recaude más y menos en años en recaude menos, lo que acentuaría los ciclos económicos habituales de la economía y entorpecerían el manejo macroeconómico.
Para la implementación de la regla, se toman dos variables básicas, la tasa de crecimiento del PIB y el precio del cobre. Cuando la tasa de crecimiento es superior a la tasa de crecimiento de largo plazo (o “potencial”), el Fisco recauda en exceso de lo que ocurriría cuando la tasa de crecimiento está en su nivel de largo plazo; igualmente, cuando el crecimiento es inferior al potencial, el Estado recauda recursos menores a los que se generarían cuando el crecimiento se ubica en su potencial. Lo mismo ocurre con el precio del cobre: cuando su nivel es superior al de tendencia (como lo fue, por ejemplo, durante el súper ciclo de los commodities (2003-2013), la recaudación por concepto de utilidades de Codelco y de la tributación a las empresas privadas en la industria del cobre es superior a aquella que se produciría en tiempos “normales”; y cuando el precio del cobre se encuentra por debajo de su nivel de largo plazo (2013-2020), el Fisco estaría recaudando por este concepto recursos inferiores a lo que recaudaría cuando el precio del cobre se encuentra a su nivel de largo plazo.
La noción de la regla fiscal es que el Fisco gaste solo los ingresos de largo plazo, ahorrando durante períodos de auge del PIB o del precio del cobre e incurriendo un déficit durante recesiones y bajos precios del cobre.
La regla fue observada durante los años 2000 (excepto en 2009 debido a la crisis financiera internacional). A partir de 2010, los sucesivos gobiernos en el poder han hecho caso omiso de la regla fiscal, por diversos motivos, y su restauración se fue aplazando. Este hecho no es una razón válida para abandonar la regla. Primero cumplámosla y luego podremos corregirla.
Hay margen para hacerlo. De hecho, se le han hecho varios ajustes con el correr del tiempo. Un ajuste muy necesario es cambiar la forma como se estima el precio del cobre de largo plazo. Hasta ahora, este precio es un promedio simple de las opiniones de expertos convocados por el Ministerio de Hacienda. El resultado es que el precio de largo plazo siempre está a niveles muy cercanos al precio de años recientes. Y la consecuencia es que no se ahorra lo suficiente durante períodos de alza del precio, ni se gasta lo suficiente durante períodos de bajas. Lo correcto es un estudio estadístico exhaustivo y permanentemente actualizado de las características de largo plazo del precio real del cobre (precio nominal deflactado por un índice de precios de las importaciones de Chile). Pero esto no implica abandonar la regla sino mejorarla.
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