¿Necesitamos una tercera dosis?
SEÑOR DIRECTOR
Desde marzo de 2020, con la llegada del Covid a Chile, nuestra vida cambió. Las mascarillas y alcohol gel pasaron a ser parte de nuestra rutina.
Nuestras esperanzas de vencer a este virus se han centrado en las vacunas. El desarrollo ha sido rápido, gracias al esfuerzo de la industria y la comunidad científica. Hoy contamos con varias vacunas, cuatro de las cuales están en uso en nuestro país. Todas confieren protección de cuadros graves y muertes, y varían mayormente en la protección frente al contagio.
Aún quedan muchas interrogantes, entre ellas la necesidad de una dosis de refuerzo. Este análisis es complejo. Sabemos que la presencia de anticuerpos no necesariamente se correlaciona con la prevención de la enfermedad, y que existen vías celulares de defensa no medidas, que podrían ser aún más importantes. Además, la mayoría de nuestra población está inmunizada con Sinovac, vacuna de virus inactivado, que es una buena vacuna, pero con menor capacidad inmunogénica que las vacunas RNA mensajero (Pfizer). Es posible también que la duración de esta inmunidad sea más abreviada.
En el escenario actual, con la llegada de la variante delta, que es más transmisible, la decisión de una tercera dosis toma mayor importancia. Probablemente tendremos que basar esta decisión en reportes epidemiológicos, como el próximo informe de efectividad de Sinovac del Minsal, y en la opinión de expertos, más que en estudios clínicos.
Tenemos claro que las vacunas son seguras y efectivas, y la administración de una tercera dosis solo debería llevar a una mayor protección y no a mayor riesgo. Por esto, la duda no es si habrá tercera dosis o no, sino cuándo y cuál de las vacunas será.
Inia Pérez
Jefa de Infectología Clínica Alemana
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