Ni perdón ni olvido

SEÑOR DIRECTOR:
“Ni perdón ni olvido” no es una frase cliché o comodín para titular una nota periodística. Es lo que sienten profundamente millones de chilenos y chilenas, y que este año, al cumplir medio siglo de ocurrido el golpe de Estado, cobra especial significado.
Un relato oficial, a propósito del plan de gobierno para este año, que integre todos los pensamientos y enseñanzas aprendidas en torno al quiebre de la democracia y sus consecuencias, es necesario no solo para las actividades que conmemoran los 50 años de aquel 11 de septiembre de 1973, sino que para generar conocimiento, reflexión y discernimiento en las nuevas generaciones; porque para nunca más es esencial no olvidar.
Efectivamente, actos como los cometidos durante la dictadura cívico-militar no se deben olvidar, pero tampoco se perdonan; por ello la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad no es un sentimiento, es una norma jurídica, y, por tanto, corresponde al Estado cumplir con ciertas obligaciones.
Por supuesto, son bienvenidas las declaraciones políticas o la autocrítica de los distintos poderes del Estado; se respeta un relato oficial de gobierno para conmemorar los 50 años; o se aprecia que un ex comandante en jefe diga que es “inaceptable que (el Ejército) no haya entregado los cuerpos a sus familias”; pero más se valoran los hechos concretos.
En mayo de 2022 se anunció la creación de una agenda integral de verdad, justicia y reparación para violaciones a los derechos humanos cometidas durante el estallido social. Valorable sería una participación activa de las Fuerzas Armadas y de Orden en la mesa para, junto con ayudar a reparar heridas abiertas a partir del 18 de octubre, cerrar aquellas que luego de 17 años de dictadura y 33 años de democracia aún sangran.
Lieta Vivaldi
Constanza Valdés
Profesoras UAH y consejeras INDH
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