No más iglesias quemadas



SEÑOR DIRECTOR:

La madrugada de este miércoles, en Traiguén se registró un atentado incendiario que incluyó la quema de una Iglesia, la que se suma a la más de treintena de lugares de culto que se han quemado y cuyo fenómeno es muy difícil que vaya a desaparecer, sino que por el contrario, hemos visto continuas quemas y atentados hacia comunidades religiosas que no solo afectan a los templos sino que también a escuelas confesionales.

La libertad religiosa es un derecho fundamental reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos y es importante relevar que el terrorismo busca infundir miedo y generar inestabilidad social generando un clima de intimidación y miedo en las comunidades locales afectadas, limitando, al mismo tiempo, la capacidad de ejercer libremente su fe y de desarrollar las actividades religiosas que ampara el ordenamiento jurídico en un entorno seguro.

Ante las vulneraciones a los derechos humanos, incluyéndose dentro de ellos la libertad religiosa, es deber del gobierno tomar medidas para no solo condenar, sino también prevenir estos actos, garantizando la seguridad y el bienestar de todos los habitantes, dando protección y amparando sus derechos fundamentales, asegurando particularmente la libertad de creencia y culto de quienes hoy son atacados en las regiones del Biobío, La Araucanía y Los Ríos.

Stephan Schubert

Diputado

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